Ninguno lo es...

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viernes, 2 de mayo de 2014

LA MAGIA DE A-RZHVAEL El inicio - Cap. 35 -

CAP. 35  DESPEDIDA...

A la mañana siguiente, Iván entró a la habitación de Gail, pero para su sorpresa, ya estaban allí Danny y Mael.
-         Muy madrugadores ustedes  --  dijo a modo de saludo
-         Buenos días  --  dijeron los chicos
-         Bien, ya que están levantados, bajemos a desayunar.
Cuando entraron al comedor, ya se encontraban los demás allí.
-         ¿Se cayeron de la cama?  --  preguntó Sam, mirando a Gail y a Danny
-         No, pero el cachorro tienen la odiosa costumbre de no dejarnos dormir  --  dijo Danny
Sam había notado que Eve tenía los ojos enrojecidos de nuevo, y miró muy mal a Vlad, lo que causó sorpresa a éste y lo hizo preguntarse, qué habría hecho para merecer que aquellos ojos violeta, lo mirasen con tanta ira. Una vez concluido el desayuno, Iván miró a Gail.
-         ¿Podemos hablar un momento?  --  le preguntó
-         Claro, dime  --  le contestó el chico
-         Vamos al estudio  --  le dijo
Los chicos miraron con sorpresa a Gail.
-         No he hecho nada  --  dijo él con rapidez
Y eso era algo de lo que estaban seguros, puesto que habían estado juntos todo el tiempo. De modo que miraron con curiosidad a Iván.
-         No he dicho que hayas hecho algo, solo deseo hablar un momento contigo  --  aclaró Iván
Gail se levantó para seguirlo, pero no se sentía nada bien. Por su parte los gemelos se preguntaban qué había sucedido para que Iván actuase de aquella forma. En los seis años que llevaban juntos, habían comprobado que nunca pedía hablar en privado con ninguno, a menos que hubiesen hecho algo serio.
-         ¿Por qué a solas?  --   preguntó Gail una vez en el estudio
-         Juzgue conveniente hacerlo de este modo, porque lo que tengo que decirte, creo que preferirás escucharlo a solas  --  le dijo
-         Papá, ellos son como mis hermanos, y en el caso de Vlad es como mi tío, así que no veo…
-         Gail, escúchame  --  lo interrumpió  --  Ayer cuando fui requerido a la Sede, fue por una razón muy penosa  --  respiró profundo y continuó  --  Hijo, tus abuelos fueron atacados.
Gail palideció de manera instantánea y lo miraba con lo ojos muy abiertos. Varias imágenes de la pareja y de la casa donde había pasado los primeros años de su vida, irrumpieron en su cerebro. Pensó en su abuela y la recordó en el jardín, en las tardes de primavera.  Recordó a su abuelo montando a caballo en las mañanas. Recordó las noches de invierno frente a la chimenea, y el olor a chocolate caliente.
Iván había seguido con atención, el enloquecido recorrido que estaba haciendo su hijo por los recuerdos. Cuando finalmente parecieron detenerse, se acercó a él.
-         Lo siento Gail, no se pudo…
-         Solo dime una cosa papá  --  lo interrumpió el chico  --  ¿Esto se lo debemos al mismo desgraciado?
Iván lo miró sorprendido, porque si bien era cierto que no estaba seguro de cómo iba a reaccionar el chico ante la noticia, tampoco esperaba aquella ira serena, y por lo mismo, peligrosa.
-         Gail, eso es algo que…
-         Solo contéstame   --  insistió
-         Todo parece indicarlo  --  le dijo
No quería mentirle a su hijo, pero tampoco podía decirle lo que ellos sospechaban y de lo que tenían muy pocas dudas.
-         Supongo que nos vamos ya  --  dijo Gail con voz monocorde
-         Sí, debemos partir lo antes posible para hacernos cargo del funeral  --  le contestó
-         Bien  --  dijo y comenzó a caminar hacia la puerta  --  Iré a preparar mis cosas
Pero cuando abrió la puerta, se encontró con los demás que esperaban a corta distancia. Los chicos ya habían sido informados por Eve y Vlad, y en cuanto lo vieron salir caminaron hacia él, pero la verdad, no sabían qué decir.
-         Gail…  --  dijo Danny
-         Estoy bien.
-         No, no lo estás  --  dijo Sam y apartó a Danny y a Mael encarando a Gail
-         Debo ir a…
-         Escúchame  --  le dijo la niña sujetándolo por los hombros  --  no vas a apartarnos como si esto no fuese asunto nuestro. Te has cansado de gritarle al mundo que soy tu hermana, y no sacamos a nuestros hermanos de nuestras vidas cuando más los necesitamos.
-         Sam…
-         Te sientes mal y tienes derecho a ello, pero debes saber que no estás solo, que estamos aquí para lo bueno y para lo malo  --  unas rebeldes lágrimas habían comenzado a resbalar por el rostro de Sam, pero eso no la detuvo  --  y seguiremos aquí Gail,  porque te amamos.
Finalmente Gail levantó los ojos y la miró. Un segundo después estaba abrazado a ella, dando salida al enorme dolor que había en su corazón.

Partieron hacia Escocia y llegaron directamente a la casa de los McKenzie, porque según les habían informado, la casa de los McLean, había quedado en pésimas condiciones. Anne y Peter los recibieron como siempre, y se mostraron lo bastante discretos como para no hacer ninguna clase de comentarios en presencia de Gail. Pero en el caso de las niñas, apenas lo vieron corrieron a abrazarlo, ambas tenían los ojos enrojecidos, ya que habían estado llorando desde que les dieron la noticia. Gail los había mareado a todos, diciéndoles lo bien que iban a pasarlo cuando fueran a visitar a sus abuelos en aquellas vacaciones, y ahora esto.
En la tarde se prepararon para asistir al funeral, este se efectuaría en los terrenos de la propiedad de los McLean, y cuando llegaron, Gail se sorprendió de la cantidad de gente que había ido. Según podía recordar, sus abuelos nunca tuvieron muchas visitas, de modo que se le hacía extraño que tanta gente los hubiese conocido.
-         Tal vez sea por tu padre  --  dijo Aderyn sensatamente, cuando el expresó su sorpresa  --  Iván es muy conocido y estimado dentro de la comunidad Arzhvael, y como ellos eran los padres de su esposa, pues es lógico que los conocidos quieran venir a presentar sus respetos.
Pero solo tres de ellos notaron otra cosa. La presencia de Krigers en gran cantidad, y no precisamente como simples asistentes, sino que parecían tener rodeado el lugar y su actitud era de atenta vigilancia.
Una vez que Iván finalizó sus palabras de despedida, fueron sepultados los cuerpos y la gente comenzó a marcharse.  Gail no se movió de su lugar y miraba con fijeza las lápidas. Los demás tampoco lo hicieron, y aunque comenzó a caer una fina llovizna, permanecieron al lado de Gail.
Cuando ya casi todos se habían marchado, los McKenzie se acercaron junto con Iván. Ya Eve y Vlad estaban tras ellos, pero no se habían atrevido a decirle nada a Gail.
-         Gail  --  dijo Aderyn tomando su mano  --  creo que es hora de…
-         Este fue mi hogar  --  dijo Gail mirando hacia la casa medio destruida  --  y ahora no queda casi nada  --  miró de nuevo las lápidas  --  pero te prometo reconstruirla, abuelo. Y tu jardín volverá a estar lleno de flores, abuela.
De pronto se levantó y lanzó un grito desgarrador, para luego caer de rodillas.  Iván dio un paso en  su dirección, pero Vlad lo detuvo. Los niños rodeaban a Gail en aquel momento y Aderyn se había arrodillado a su lado.
-         Gail  --  dijo Diandra  --  se que en este momento eso no significa nada, pero esto va a terminar algún día.
-         Vamos amigo, a todos no ha quitado a alguien, pero seguiremos peleando  --  le dijo Mael
-         Gail, no puedo pretender saber cómo te sientes  --  dijo Sam  --  pero te entiendo, y recuerda lo que te dije, no estás solo, y ninguno de nosotros va a darse por vencido.
Danny, mucho menos dado a la suavidad, se acercó y lo levantó casi con violencia, lo agarró por el frente de la camisa y lo miró.
-         No voy a permitir que te derrumbes  ¿me oyes? Llora si quieres llorar, grita si quieres hacerlo, pero vamos a perseguir a ese desgraciado y nos va a pagar uno a uno todo lo que nos ha quitado.
Gail se secó las lágrimas, se agachó y tomó un puñado de la tierra húmeda y helada, con la que acaban de sepultar a sus abuelos.
-         Les juro que no descansaré hasta que quien hizo esto, pague por ello, y si es posible, con mis propias manos le arrebataré su vida, como él lo hizo con la suya.
-         Es una cuenta que cobraremos juntos, hermano  --  dijo Danny
Eve, Iván y Vlad, tenían muy pocas dudas acerca de quién había hecho aquello, por eso Vlad al escucharlo, se juró a sí mismo no permitir que Gail manchara sus manos con la sangre de su propia madre, antes lo hacía él mismo. Mientras que Iván, cerró lo ojos tratando de ignorar el profundo sufrimiento que habían producido cada una de las palabras de su hijo, al clavarse dolorosamente en su corazón.
Sin embargo, cuando vieron avanzar a los chicos, en un grupo compacto hacia ellos, no les quedó ni la menor sombra de duda, acerca de la determinación que se había formado en ellos.

A pesar de que la navidad y el año nuevo, no fueron tan alegres, por razones obvias, los espíritus jóvenes tenían una gran capacidad de recuperación y adaptación, por lo que no se dejaron abatir por la tristeza.
El día de Navidad, y poco antes de la cena, llegaron Jonathan y Kenny.  Aderyn y Diandra dieron un grito de salvaje alegría cuando los vieron aparecer, especialmente a Kenny, a quien llevaban tiempo sin ver.  Después que los chicos se desembarazaron de las niñas, fueron abrazados, besado y reñidos por su madre.
-         Ya pensábamos que no los veríamos hoy tampoco  --  decía Anne
-         Déjalos respirar Anne  --  dijo Peter al acercarse a saludar a sus hijos.
-         Gracias papá  --  murmuró Jonathan por lo bajo  --  un minuto más, y me habría asfixiado.
Luego ambos se acercaron a los Arzhaelíes e inclinaron las cabezas.
-         Señor  --  dijeron ambos al saludar a Iván, y del mismo modo a Vlad  --  Señora  --  al dirigirse a Eve
Los chicos se miraron y sonrieron, no se imaginaban saludando así a ninguno de ellos. Finalmente se acercaron a los más pequeños.
-         ¿Y cómo están los enanos?  --  preguntó Jonathan
-         Necesitas gafas  --  dijo Gail
-         La verdad es que sí  --  le contestó él, viendo que todos habían crecido unos cuantos centímetros desde la última vez que los habían visto  --  Y díganme algo, ¿han hecho lo que les pedimos?
-         ¿Qué cosa?  --  preguntó Danny
-         Si mal no recuerdo, Peter y yo les encargamos cuidar a nuestra bellezas  --  dijo mirando a las niñas
Diandra lo miró furiosa y la protesta no se hizo esperar.
-         Eres el mayor de los necios Jonathan, por tu culpa estos estúpidos no nos dejan ni respirar.
-         ¡Ah, bien hecho chicos!  --  dijo Jonathan
-         Pues deberías ir tú a cuidarlas  --  dijo Gail  --  con el carácter que se gastan, te aseguro que encontraras tu trabajo sencillo.
Y con ese comentario, se ganó una mirada asesina de parte de las chicas.
-         Hombre  --  dijo Danny mirando a Kenny  --  ¿Y tú perdiste la lengua? Pensé que lo primero que preguntarías, sería por tu antiguo equipo de carreras.
Kenny salió de la abstracción en la que estaba y saludó a cada uno de los chicos, y luego se enfrascó en una animada discusión con Danny y Gail, acerca de las últimas carreras.
Cuando se sentaron a comer, Kenny quedó entre Aderyn y Sam, y comenzó a conversar con ellas acerca de sus clases. Mientras que Danny y Gail, se divertían con las ocurrencias de Jonathan.
-         Anne  --  la llamó Eve  --  ¿Y Peter?
-         Está en la casa de mi hermana  --  contestó ella  y sonrió  --  él y mi sobrina se casarán el próximo verano.
-         ¿Se va a casar con su prima?  --  se extrañó Danny
-         Te juro que yo tampoco lo entiendo  --  dijo Jonathan  -- con tantas chicas guapas en el mundo, y va y se fija en nuestra prima.
-         No digas eso  --  dijo Aderyn  --  Liz es muy linda.
-         Espera  --  dijo Danny en voz baja a Jonathan, cuando la conversación se volvió general  --  ¿Eso no es peligroso?
-         ¿A qué te refieres?
-         Bueno, son primos, ¿si tienen hijos no tendrán problemas  --  y Jonathan rio
-         Claro que no  --  le contestó  --  eso no sucede en nuestra raza, a menos que los tuvieras con tu propia hermana.
Luego de la cena, pasaron al Salón, donde estuvieron compartiendo y riendo de las payasadas de Jonathan, hasta que las niñas se caían de sueño.
La mañana de navidad, ya los adultos estaban en el Salón cuando comenzaron a bajar los niños y se formó la algarabía frente al árbol, mientras abrían sus obsequios.
Para año nuevo, los chicos conocieron a la futura esposa de Peter, y coincidieron con Aderyn en que su prima era una chica muy hermosa.
Un par de noches antes de regresar a Allia, Sam no podía dormir y bajó en busca de un libro, pero como de costumbre Will estaba en la biblioteca y no quiso entrar. De modo que se fue al Salón y luego salió a la terraza. Se quedó contemplando el cielo estrellado, y recordó la noche de su cumpleaños un par de años atrás, cuando Iván apareció allí mismo. Estaba perdida en sus pensamientos cuando escuchó una voz a sus espaldas.
-         Veo que sigues teniendo la costumbre de querer pescar un resfriado.
Antes de que pudiese volverse, sintió que le colocaban una capa sobre los hombros.
-         Gracias Kenny  --  dijo sonriéndole  --  desde que nos conocemos, siempre estoy dejándote sin abrigo.
-         Me pregunto cómo haces cuando yo no estoy cerca  --  le dijo él
-         Me las arreglo  --  le contestó
-         No voy a preguntar qué haces aquí a estas horas, porque ya conozco la respuesta, no podías dormir ¿cierto?
-         Exacto  --  le dijo ella  --  iba por un libro, pero no quise molestar a Will
-         Ni se habría enterado  --  dijo él sonriendo  --  se entierra en el libro que esté leyendo y el mundo puede derrumbarse a su lado que él no se dará por enterado.
Conversaron unos minutos más y Kenny miró la hora.
-         Debes ir a dormir, ya es muy tarde  --  le dijo
-         Sí “papá”  -- dijo ella de forma irónica
-         Vamos señorita graciosa, la dejaré en su habitación.
La acompañó escaleras arriba y se detuvieron ante la puerta.
-         Gracias señor McKenzie  --  le dijo recordando su viejo juego
-         No hay de qué señorita Douglas.
-         Que descanses  --  se despidió Sam dándole un beso en la mejilla
-         Igual tú.
Esperó a que entrara y después de unos segundos de estar  mirando la puerta, se giró y se fue a la suya. Vlad salió de entre las sombras y lo miró mientras se alejaba.
-         Espero que no se te estén ocurriendo malas ideas señor McKenzie  --  murmuró y siguió hacia su habitación

Dos días antes del regreso a Develieng, y a la hora del desayuno Iván les dio una sorpresiva noticia a los chicos.
-         Este año habrá nuevos alumnos en Develieng  --  les dijo
-         Claro papá, como cada año  --  y soltó un risita sardónica  --  Todos los de primero lo son.
Danny, Mael y Vlad, rieron junto con él, mientras que Sam lo miraba mal.
-         Una observación muy “inteligente” y digna de ti  --  dijo con ironía  --  A veces pareces más hijo de Vlad que de Iván.
-         ¡Hey!  --  exclamó Vlad  --  Espero que eso lo digas por lo simpático  --  y riendo le lanzó la servilleta a la cabeza
Sam hizo lo mismo, y a partir de allí, comenzó una batalla donde volaron no solo las servilletas, sino las rebanadas de pan, y todo aquello susceptible a ser lanzado. Iván cerró los ojos con resignación, y se preguntó si Vlad crecería algún día. Finalmente detuvo todo aquello y una vez restablecido el orden, continuó con lo que quería informarles.
-         Cuando dije nuevos alumnos, me refería a que  llegarán estudiantes de intercambio.
-         ¿Cómo?  --  preguntaron Gail y Danny al mismo tiempo
-         Siempre he dicho que está mal utilizado ese término  --  dijo Vlad  --  ya que nosotros no enviamos a nuestros estudiantes a ninguna parte.
-         Verán  --  prosiguió Iván ignorando el comentario de Vlad  -- Cada cierto tiempo, nos visitan estudiantes de otras escuelas por un período escolar, aunque en algunas ocasiones, uno que otro ha decidido quedarse.
-         Para nuestra mayor desgracia  --  dijo Eve
Iván se preguntó si era que Eve y Vlad, estaban decididos a hacerle las cosas siempre más difíciles.
-         ¿Y por qué?  --  preguntó Danny
-         Porque Develieng es una de las mejores Escuelas Arzhvael del mundo  --  dijo Sam e Iván le sonrió satisfecho, al menos uno de ellos estaba al tanto
-         Así es, como acaba de decir Sam, Develieng es una de las mejores escuelas, pero en realidad esta actividad ha sido una práctica común, y nació más como un intercambio cultural.
-         ¿Y de dónde son estos individuos?  --  preguntó Gail
-         Pueden ser de varios países  --  le contestó  --  lo único que se les exige es que hablen nuestro idioma.
-         ¿Y Develieng también envía sus estudiantes a otros países?  --  preguntó Mael
-         No hay razón para ello  --  dijo Vlad  --  Develieng es la mejor…
-         No es así  --  lo interrumpió Iván  --  en realidad no es la escuela quien lo decide, hace tiempo el Consejo Escolar acordó, que fueran los padres quienes decidieran si enviaban a sus hijos a estudiar fuera.  Así que en caso de haber quienes quisieran hacerlo, Develieng se limita a tramitar el intercambio, pero en ningún caso es una obligación.
-         Afortunadamente, nuestros chicos son lo bastante listos como para no querer irse  --  dijo Vlad
-         Vlad por favor  --  pidió Iván
-         ¡Oh vamos, Iván!  --  siguió él  --  No me dirás que te gustaría que Gail estudiara en Reinheit ¿verdad?
-         ¿Reinheit?  --  preguntó Gail
-         Es el Colegio Alemán  --  dijo Eve
-         Y son todos unos…
-         ¡Basta Vlad!  --  lo silenció Iván

Al ver que Iván estaba de veras molesto, los chicos evitaron hacer más preguntas, y todo quedó allí, hasta el día de su partida.  

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