CAP. 33 CAMBIOS
La súbita aparición de los
Arzhaelíes en Edernez, causó revuelo. A
pesar de que el lugar estaba bastante congestionado, las Nyrs tuvieron tiempo para parlotear entre
ellas y mirar con evidente admiración tanto a Iván como a Vlad. Sin embargo,
ellos no perdieron el tiempo y pidieron hablar con Johnson o Richards, e
inmediatamente les dieron aviso de su llegada.
Pocos minutos después, le hacían
entrega del antídoto a los Läkares. Pero
antes de que los hombres se retiraran Iván los detuvo.
-
Es necesario que atiendan a Vlad
-- les dijo
Ambos miraron al Arzhaelí con los ojos muy abiertos.
-
¿Presenta alguno de los síntomas?
-- preguntó Johnson y Vlad se
limitó a asentir -- Entonces debemos examinarlos a todos --
agregó
-
Y disculpe señor Natchzhrer
-- dijo Richards --
pero la mascota no puede estar aquí
-- dijo señalando a Blaidd
Iván miró a Mael, y éste a su
vez al Lobo, un minuto después había desaparecido.
-
¿Qué le dijiste? -- preguntó Gail, mientras caminaban tras los
Läkares
-
Que esperara fuera -- le contestó Mael
-
¿Así nada más?
-
¿Y qué más iba a decirle?
-- preguntó el chico
Pero detuvieron aquella charla
al llegar ante la puerta de la sala de evaluaciones. Primero hicieron pasar a
Vlad y a Iván. Luego igualmente por parejas, hasta que todos fueron examinados.
Finalmente, los Läkares dictaminaron que si bien los demás, aparentemente, no
habían sido contagiados, Vlad debía quedarse en Edernez. Sin embargo, decirlo
fue una cosa, y convencerlo de ello, otra muy distinta. A pesar de su terquedad, no le resultó fácil
enfrentarse a una llorosa Samantha.
-
Vlad, por favor -- dijo la
niña --
ya perdí a mis padres, a mi madrina y tal vez a mi padrino, no quiero
perderte a ti también.
-
De acuerdo -- dijo derrotado y cediendo al fin
-
Vendremos en cuanto rindamos el informe ante el Consejo --
dijo Iván
-
Bien -- dijo Vlad
Las niñas se despidieron de Vlad
besándolo en la mejilla.
-
No puedes quejarte -- le dijo Iván con sorna -- con
tantas bellezas mimándote
-
Termina de irte Natchzhrer
-- le dijo de mal humor, mientras
Iván abandonaba la habitación riendo
-
Nos vemos luego Vlad -- dijeron los chicos, saliendo a su vez
-
Volveré en cuanto sea posible
-- le dijo Eve y le dio un beso
en la frente
En cuanto estuvo solo cerró los
ojos y dejó caer la cabeza hacia atrás, realmente el dolor lo estaba matando.
*************************************************
Cuando llegaron a la Sede, Iván
se detuvo a las puertas de la Sala del Consejo y se volvió hacia los niños.
-
Esperen aquí ¿de acuerdo?
-- les dijo -- Se
que deben estar cansados, pero no tardaremos mucho
Los niños asintieron y se
dispusieron a esperar. Iván y Eve entraron y ya estaban allí Delos, Dorila y
los Kriger. Saludaron y se pararon frente a Eowaz para narrarle los hechos. Una
vez finalizado el relato, le informaron
que Vlad estaba en Edernez para recibir atención.
-
Cornwall es un estúpido, si no estaba en condiciones, -- dijo Delos
-- no debió arriesgar la misión
por su arrogante necesidad de hacerse el héroe, y tú…
-
En condiciones o no, cumplió con su deber --
dijo Iván en un tono peligrosamente amenazante -- y
yo en tu lugar elegiría con cuidado mis palabras.
Ante la insoslayable amenaza de
esa mirada, Delos guardó prudente silencio. Iván era conocido por su paciencia,
pero también por ser potencialmente letal.
-
¿Dónde están lo niños? -- preguntó Eowaz
-
Nos esperan afuera -- contestó Eve
-
Háganlos pasar por favor
-- dijo él
Eve caminó hacia la puerta y
unos minutos después los niños estaban frente a Eowaz.
-
Me alegra verlos a todos bien
-- dijo él --
Iván y Eve, nos han puesto al corriente de su actuación, y creo que
aparte de nuestro agradecimiento, se merecen un reconocimiento especial por su
valor.
Los niños sonrieron satisfechos,
pero fue Danny el que habló por todos.
-
Nos alegra haber sido útiles
-- dijo
-
Lo que han hecho califica como un acto heroico, ya que sin su ayuda no
habría sido posible obtener la cura para este virus mortal -- les
dijo --
pero son demasiado jóvenes como para ser Arzhaelíes. Sin embargo, en el
caso de las señoritas McKenzie y del señor Berserker, ahora tienen el mismo
estatus que los Douglas y el señor Natchzhrer poseen por nacimiento. Es decir,
si en un futuro desean ingresar a la Orden de Arzhaelíes, tendrán prioridad por
encima de aquellos que no poseen ese derecho
-- y luego miró a los otros
tres --
Y si ustedes deciden hacerlo, quedarán exentos del examen de admisión.
Los chicos se miraron con los
ojos muy abiertos, sin poder creerlo.
-
Y teniendo en cuenta, que eso no pueden hacerlo en este momento --
continuó Eowaz -- y sus acciones han tenido lugar ahora, creo
que les gustará tener esto -- y ante ellos aparecieron unas Skik Ljosalfar
Los ojos casi se les salen de
las órbitas, especialmente a Gail que siempre había sentido verdadera
admiración por la Skik de su padre.
-
Supongo que es innecesario decirles, que sean discretos con sus nuevas
posesiones -- les dijo Eowaz
-
Señor -- dijo Danny
-- pero nosotros ya tenemos una
-
Las que ustedes tienen, pertenecieron a sus padres y lógicamente son
su herencia -- acordó
-- pero éstas les pertenecen por
derecho propio
Danny asintió y se dio por
satisfecho.
-
Ahora deben ir a descansar
-- les dijo -- y
nuevamente les doy las gracias a nombre de toda la comunidad Arzhvael.
Se despidieron y abandonaron la
Sede en compañía de Iván y Eve.
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Una semana más tarde, iban a
visitar a Vlad como todas las tardes, pero cuando Iván abrió la puerta de la
habitación, a Eve le cambió la expresión.
Dentro se encontraba Vlad, en compañía de dos Nyrs, y parecían especialmente
animados. A Sam no se le escapo el hecho de que cuando abrieron la puerta, una
de las Nyrs sostenía la mano de Vlad.
Iván entró y saludó alegremente al igual que Gail, Mael y Danny. Sin
embargo, las niñas estaban muy serias y Eve tenía una expresión en la que se
leía claramente la molestia.
-
Si ya terminaron de prestar sus servicios aquí, sea cuales fueren
éstos, salgan ya -- les dijo a las Nyrs, en un tono gélido
Las chicas enrojecieron y
despidiéndose apresuradamente, abandonaron la habitación. Los niños miraban a
Eve con asombro, mientras que las niñas tenían una sonrisa de satisfacción en
los labios. Luego de esto Eve encaró a Vlad.
-
Eres y seguirás siendo un sinvergüenza Vladimir Cornwall -- le
dijo
-
Eve -- dijo Iván en tono de advertencia, antes de
que Vlad pudiese decir nada
-
¿Qué? No estoy diciendo nada que no sea cierto. Este… --
pero parecía non encontrar un calificativo apropiado -- no
puede ver una falda porque enseguida…
-
¡EVE! -- exclamó Iván,
y ella se detuvo un momento pero luego siguió
-
… deberías tener más juicio, ya no eres un escolar
-
Eve por favor - dijo Vlad recuperando al parecer la capacidad
e hablar -- pareces una gansa enfadada
-
¿Una…
Pero Eve le dio la espalda y
salió dando un portazo. Los niños aún tenían la misma expresión de desconcierto
y sus ojos pasaron de la puerta por donde había salido Eve, a Vlad.
-
¿Qué fue todo eso? -- preguntó Gail
-
Usa el cerebro alguna vez Gail
-- dijo Aderyn
-
¿Qué significa eso? -- le preguntó Gail volviéndose a ella
Pero Aderyn se limitó a girar
los ojos con superioridad. Sam se acercó a la cama y miró a Vlad
-
¿Y mi beso? -- preguntó él sonriéndole
-
Dime una cosa Vlad -- dijo ella ignorando su petición --
¿Tienes algún problema en la mano?
-
¿Qué?
-
¿También tienes problemas de audición?
-- preguntó Diandra
-
Mis manos están bien -- dijo él confundido
-
Lo imaginé -- dijo ella, y le dio la espalda dirigiéndose
hacia la puerta
Aderyn y Diandra la imitaron.
-
Creo que mamá tiene razón
-- dijo Aderyn antes de salir
-
¡Hey! -- dijo Vlad
-- ¿A dónde creen que van? Acaban de llegar
-
Me parece que prefieres “otras” compañías --
dijo Sam antes de cerrar la puerta tras de ellas
Una vez que quedaron solos Vlad
miró a Iván y éste sonrió.
-
Solidaridad femenina, hermano
-- le dijo
-
¿Alguien puede explicar qué les sucede? --
preguntó de nuevo Gail señalando hacia la puerta
-
No -- dijeron Iván y Vlad
-
¿Por qué se comportan de ese modo?
-- preguntó Danny
-
Créanos, no las entendemos más que ustedes --
dijo Iván
Y luego rompieron a reír los
dos. Un par de días después, Vlad fue
dado de alta, pero ni Eve ni las niñas, volvieron a visitarlo después del
incidente.
**************************************************
Las vacaciones de verano
llegaron a su fin y debían volver a la escuela.
A las niñas parecía habérseles pasado el disgusto con Vlad, igual que a
Eve, de modo que todo había vuelto a la normalidad, o al menos eso creía Vlad
hasta el día de despedir a los niños en la terminal. Poco antes de que sonara
la llamada para abordar, Sam llamó la atención de Vlad.
-
¿Podemos hablar un momento?
-
Claro linda, dime -- dijo él y se apartaron un poco de los demás
-
Hazme un favor Vlad -- le dijo la niña --
abre los ojos
-
¿Disculpa? No te…
-
Sí, si me entiendes
Después de esta desconcertante
petición, le dio un apresurado beso en la mejilla y se marchó con sus amigas.
El año transcurría sin mayores
sobresaltos, lo que era agradecido por las niñas, porque aunque para los chicos
había sido una gran aventura y no dejaban de hablar de ello, las niñas pensaban
que ya habían tenido suficiente para el resto de sus vidas.
Los cambios que comenzaban a
operarse en las niñas, se habían vuelto un verdadero problema para Sam y para
Diandra. Los chicos comenzaban a fijarse
en ellas, y las perseguían con verdadero ahínco. No es que Aderyn no llamase la
atención, sino que siempre había sido la más seria y callada, razón por la cual
tenía menos problemas que las otras dos.
Una noche estando en el Salón
Principal del Ala Norte, escuchando a Gail quejarse de la ingente cantidad de
deberes que les había dejado Dorila, vieron entrar a Diandra con mala cara.
-
¿Qué sucede? -- preguntó Sam
-
Que estoy harta de que por culpa de Nurión, no podamos salir de
aquí --
dijo con rabia
Los chicos levantaron la cabeza
y la miraron con extrañeza. Ya para todos era habitual quedarse en la escuela
los fines de semana, y ni siquiera pensaban en ello. Por esto les llamó la
atención el repentino ataque de furia de Diandra.
-
Diandra… -- comenzó Aderyn
-
No me digas nada, Nicholas acaba de invitarme a ir con él y tuve que
decirle que no -- dijo la niña
-- así que no me fastidies.
-
¿Qué? -- preguntaron los tres varones al mismo tiempo
-
¿Qué de qué? -- preguntó Diandra --
¿Están sordos acaso?
Y dicho esto, se levantó y subió
a su dormitorio. Sam y Aderyn se miraron un momento, y luego recogieron sus
cosas y se dispusieron a subir con ella.
-
¡Hey, hey! -- dijo Danny
-- ¿A dónde creen que van?
Siéntense y explíquenos qué significa todo esto.
-
Danny -- dijo Aderyn con paciencia -- No
hay nada que explicar, simplemente está furiosa porque no podrá salir con
Nicholas, eso es todo.
-
Y para empezar -- dijo Danny
-- ¿Por qué tendría que ir a
algún lugar con él?
-
Porque eso es lo que hacen los chicos y las chicas “genio” -- le
contestó
-
Esto no me gusta nada -- dijo Mael
-- además Nicholas Salisbury es…
-
Cállate Mael, y no te atrevas a pretextar que es un Nemhain, porque
sabemos perfectamente…
-
No iba a decir eso -- la interrumpió él --
pero es amigo de Lery, y desde luego si lo es, no puede ser buena
persona
-
Creo que a Diandra el frío le afectó el buen juicio --
sentenció Gail
-
Y ustedes son unos idiotas
-- dijo Aderyn
Les dieron la espalda y
subieron. Los chicos se miraron con preocupación.
-
Creo que es hora de que tengamos una charla con ese tal --
dijo Gail
-
No perderé el tiempo hablando
-- dijo Danny en tono
sombrío -- y les aseguro que no le quedaran ganas a ese
imbécil de hacer el tonto con ninguna de ellas.
Durante los días siguientes, los
chicos prácticamente no se despegaron de las niñas, lo que terminó por
fastidiarlas mucho, y un mediodía en el
comedor, Aderyn y Sam se quejaban de ello con Gail y Danny.
-
Parecen sombras -- decía Aderyn
-
Lo único que les falta, es entrar con nosotras a los servicios --
dijo Sam molesta
-
Mientras haya individuos tan estúpidos como para… --
comenzó Gail
-
¡Gail Vladimir Natchzhrer!
-- exclamó Aderyn -- El
hecho de que ustedes sean tan necios como para no darse cuenta de que somos
chicas, no significa que los demás lo sean
-
¿De qué hablas? -- preguntó Danny --
Claro que sabemos que son chicas.
Ellas los miraron con
exasperación, pero la discusión se detuvo porque en ese momento llegaban
Diandra y Mael, en medio de una discusión parecida.
-
… si vuelvo a verte tras de mí Berserker --
venía prácticamente gritando la niña
-- o a cualquiera de ustedes --
dijo mirando con ira a los otros dos
-- les juro que lo van a
lamentar.
-
A ver Di… -- comenzó Danny
-
Tú déjame en paz Douglas
-- lo interrumpió ella -- y
si vuelvo a enterarme de que alguno de mis amigos, sufre “extraños” accidentes…
-
¿Y yo qué tengo que ver con eso?
-- se defendió él muy mal
-
Si tú eres un retrasado mental, te aseguro que yo no
Y dicho esto, las niñas se
levantaron y se fueron a otro lugar de la mesa.
Aquel año transcurrió entre
pleitos y escenas semejantes, pero ciertamente ni los chicos dejaron de seguir
a las niñas, ni ellas de protestar ruidosamente, y en alguna ocasión, de
cobrárselo.
*********************************************************
Iván entró al lugar con la
expresión sombría. Desde que había recibido aquel mensaje, su mente era un
caótico revoltijo de recuerdos. Su primera reacción fue de sorpresa, pero de la
sorpresa pasó a la incredulidad y luego a la ira. Miró nuevamente el mensaje,
contenía una sola línea y solo tres palabras.
TENEMOS QUE HABLAR
No precisaba de firma, había
reconocido la caligrafía de inmediato, y deseo con todas sus fuerzas que
aquello no estuviese ocurriendo. Había
temido algo así desde el principio, pero había albergado la esperanza de que no
sucediera nunca. Sin embargo, había pasado y ahora debía hacerle frente.
Arrugó el papel en su mano, y
entró con paso firme al lugar. El encargado lo reconoció enseguida a pesar de
que hacía años que no ponía los pies en aquel lugar.
-
Señor Natchzhrer, que honor tenerlo por aquí de nuevo -- lo
saludó el hombre
-
Buenas noches Antoine -- saludó a su vez
-
Por aquí por favor, ya lo esperan
-- le indicó
Iván sintió una desagradable
opresión en el pecho, pero caminó tras el hombre. Una vez llegados a la mesa,
Antoine les sonrió a ambos y se retiró.
-
¿Qué quieres? -- preguntó Iván apenas se sentó
-
Hola Iván, yo estoy bien y tú
-- dijo la mujer
-
No me interesa cómo estés, solo dime qué demonios quieres y terminemos
con esto -- dijo él
-
¿Me has echado de menos?
-
Sí tú puedes perder tu tiempo, cosa que no dudo, yo no --
dijo Iván -- así que si no…
-
Quiero ver a mi hijo -- lo interrumpió ella
Iván sintió que una mano helada
apretaba su corazón, pero se sobrepuso.
-
Ese es un derecho al que renunciaste cuando nos abandonaste --
dijo en tono seco
-
Es algo que he lamentado mucho
-- dijo ella --
Pero debes comprender, era joven, inocente, no sabía lo que quería y… -- pero la risa sarcástica de Iván la interrumpió
-
Joven sí, que no supieras lo
que querías, lo dudo mucho, e inocente es algo que ciertamente no has sido
nunca --
le dijo
-
Iván es mi hijo, y debe extrañarme, necesitarme, querer verme.
-
¡Hijo al que abandonaste!
-- exclamó con exasperación -- No
puede extrañarse lo que nunca se ha tenido, no te necesita porque nos hemos
encargado de que no lo haga, y difícilmente puede querer verte porque te cree
muerta -- concluyó
-
Quiero verlo -- dijo ella cambiando el tono
-
Eso es algo que no sucederá
-- le aseguró él
-
Le has contado demasiadas mentiras Iván -- le
dijo
-
Es verdad -- reconoció él
-- pero fue para protegerlo de la
gran mentira que tú eres.
-
Es algo que no va a perdonarte cuando se entere, y se enterará, te lo
aseguro.
-
¿Me estás amenazando? -- preguntó él entrecerrando los ojos
peligrosamente
-
Iván -- intentó ella cambiando de tono y de
táctica -- te lo estoy pidiendo en nombre del amor que…
-
No seas desvergonzada -- dijo él
-- Te amé, pero tú te encargaste
de matar ese amor. Así que no te atrevas a invocar un amor, que al menos de tu
parte, nunca existió
-
No puedes impedirme ver a mi propio hijo.
-
¡Oh, sí! Sí que puedo --
dijo poniéndose de pie -- Y te sugiero no intentarlo, porque si una vez
te perdoné la vida, no sucederá una segunda vez
-
No te atreverías -- aseguró
-
No pongas a prueba mi paciencia si no quieres comprobarlo -- le
dijo en tono gélido -- o te juro que te arrepentirás de haberme
conocido.
Dicho esto le dio la espalda y
abandonó el lugar. Ella lo observó marcharse y una expresión de terrible odio
se dibujó en su rostro.
-
Ya lo hago Iván -- dijo
-- no te imaginas cuanto.
Se puso de pie ella también para
marcharse, y pensó: “Muy bien Iván Natchzhrer, será por el camino difícil,
porque así lo has querido. Tú y el estúpido crío, pagaran caro tu arrogancia”
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