CAP. 63 ARX
En cuanto dio inicio el mes de
febrero, los chicos habían comenzado a recibir su clases con los Arzhaelíes, y
a decir verdad, y para sorpresa de Aderyn, Sam y Mael, encontraron que eran
mucho más divertidas, especialmente las que eran impartidas por los gemelos.
Sin embargo, pronto descubrieron que el hecho de que fuesen más divertidas, no
impedía que fuesen igualmente exigentes. Entretenidos y todo, los hacían
trabajar el doble. Vlad era tanto o más duro que Endering en Metamorfosis, y
Giulian aparte de exigente, en opinión de Danny era francamente exasperante,
porque al igual que Sam, tenía la odiosa costumbre de no poder mantener la boca
cerrada mientras practicaban sus conjuros de ataque y defensa, y con suma
facilidad lo hacía perder la concentración.
-
¡Maldición Danny! -- le dijo en una clase -- No
puedes darte el lujo de distraerte.
-
¿Y cómo se supone que no lo haga, si no dejas de hablar? --
preguntó el chico molesto
-
Solo aquellos de mente débil, son incapaces de mantenerse enfocados en
su objetivo -- les dijo a todos -- y
su objetivo, es conservar sus cabezas en su lugar, y de ser posible, hacer
rodar la de su enemigo. De modo que no pueden permitirse distracciones.
Con Sam y con Mael, la tenía más
difícil. Mael no hablaba pero tampoco se dejaba distraer, mientras que Sam no
solo hablaba tanto como él, sino que era la única que hasta la fecha, había
logrado exasperarlo con algunas bien dirigidas y mordaces observaciones, pero
no lo suficiente como para alcanzarlo o desarmarlo.
-
¡Oh vamos Giulian! -- le dijo en la última clase --
Parece que llevaras un saco de plomo en las piernas, por la forma en que
te mueves.
-
¿Ah sí? Pues ya veremos cómo te sienta muchachita, cuando este saco de
plomo te derribe.
Jonathan, Iván y Vlad, que
asistían ese día a la clase, al principio habían hecho grandes esfuerzos por
reprimir las risas, pero finalmente reían igual que los chicos, escuchando a
aquellos dos.
-
Solo espero que en el baile del día de mi boda, puedas bailar con más
gracia.
-
¿El día de tu… -- aquella frase lo había distraído solo un segundo, que Sam aprovechó
para desarmarlo limpiamente
-
¡NEDRUSTING!
-- la Gwialen de Giulian escapó
de su mano y fue hábilmente atrapada por Danny
-
¡Por los Tesoros del Gran Druida!
-- exclamó Jonathan -- ¡Lo
hizo!
-
Sí, y si alguna vez se lo recuerdas, puedes despedirte de tu
lengua -- le advirtió Vlad
Sam acababa de adjudicarse el
insólito privilegio, de haber desarmado al mejor duelista de la Orden Arzhaelí.
A finales de marzo, los chicos
recibieron la noticia de que irían a visitar Arx. Los trabajos estaban a punto
de finalizar, y Eowaz había decidido llevarlos el día que fuesen a hacer la
inspección.
El día en cuestión, durante el
desayuno y mientras esperaban que los niños bajaran, ellos discutían la
situación general.
-
La ciudadanía está exigiendo el cambio de autoridades --
dijo Leomer -- de modo que el Consejo de Estado está a punto
de convocar elecciones.
-
Pero su período aún no termina
-- dijo Dorila
-
No es necesario -- intervino Peter --
nuestras leyes contemplan la eventualidad de que si el Consejo de Estado
en funciones, no está efectuando una buena gestión, la ciudadanía puede pedir
se realicen elecciones para elegir nuevas autoridades. No se ha hecho en el
pasado cercano, de modo que ninguno de nosotros lo ha vivido, pero es
perfectamente legal.
-
Es una locura -- expresó Delos
-
Y será muy tarde cuando lo noten
-- sentenció Giulian
-
La labor de Nurión tiene alcance internacional -- les
informó Eric -- sigo en contacto con los Delegados de
Seguridad de varios países, y están en condiciones similares.
-
Eso ya lo sabíamos -- dijo Iván
-- ¿O es que han olvidado los
virus y los diferentes conflictos en los que ha intervenido? Pero como dijo Giulian,
será muy tarde cuando caigan en la cuenta de quién es y ha sido siempre, el
responsable por todo esto.
-
Eowaz, dentro de todo esto, hay algo que me preocupa de forma
especial -- dijo Peter
-- Tanto Eric como yo, hemos
recibido comunicación de los Presidentes y Delegados de Seguridad de Rusia,
Francia, y Noruega, donde se muestran
sumamente preocupados por su seguridad y la de sus familias.
-
¿Y qué los hace temer tanto?
-
Han recibido amenazas, no en forma directa porque ya sabemos cómo
opera Nurión, pero sí de forma velada, donde se les hace saber que si no
aprueban ciertos acuerdos, decretos o leyes, dependiendo del caso, tanto ellos
como sus familias corren grave riesgo.
Las formas cómo se les ha hecho saber esto varía, pero todos coinciden
en un punto, y es que la seguridad de sus familias está sujeta al resultado de
la aprobación de lo antes mencionado.
-
El Presidente del Consejo ruso, recibió la visita de un individuo que
le mostró fotos de sus hijos, y le dejó saber claramente que estaban al tanto
de todas las actividades y lugares que visitaban los niños, y con la mayor
desvergüenza, le dijo que con la aprobación de una ley de seguridad,
especialmente delicada y discutida, se garantizaría cien por ciento las vidas
de los ciudadanos -- aportó Eric
-- En el caso del Delegado de
Seguridad francés, le sugirieron
amablemente, votar a favor de un decreto que velará por la seguridad y el
futuro de niños de padres “desconocidos”
-
¿Y qué hay de malo en ello?
-- preguntó Dorila
-
Visto así, nada -- dijo Eric
-- pero la verdad es que en
primer lugar, acudieron a él porque saben que este individuo tuvo una relación
fuera de su matrimonio, de la cual hay un hijo, la relación finalizó y él se
ocupa del niño, pero su familia no sabe nada. Y en segundo, el mencionado
decreto, es solo la punta del iceberg, porque bajo él hay todo un proyecto que
contempla ciertamente los cuidados de los niños sin padre, pero también exige
que las madres de dichos niños, los entreguen a la custodia del estado
renunciando a todos sus derechos.
-
Y esos niños, terminaran en el Laboratorio de Bastian --
dijo Giulian con ira
-
¡Mal nacido! -- exclamó Eve
-- Amenazar a niños y a familias
enteras por sus desmedidas ansias de poder, es un desgraciado.
-
¿Estarían dispuestos a abandonar sus países, en beneficio de la propia
seguridad? -- preguntó Eowaz
-
Los rusos, sí -- dijo Eric
-- Los demás, no sé aún. El
Delegado de Justicia noruego, está haciendo frente a una apelación sobre una
sentencia que dictó en contra de un conocido Nemhain. Hasta ahí, todo sería un
caso de rutina, pero sucede que aparte de la apelación, han sumado una demanda
en su contra por abuso de poder. Aducen que ha utilizado su cargo para
perseguir a los Nemhain como forma de vengar a su padre, que como todos saben,
fue Arzhaelí. Todo esto se desató, en el momento que fue anunciado el decreto
de disolución de la Orden, y este individuo declaró públicamente estar en total
y abierto desacuerdo con ello.
-
Pues aunque nos satisface la lealtad, fue un mal movimiento --
dijo Eowaz -- en este momento mostrar aunque solo sea
simpatía por la Orden, constituye un delito.
Suspendieron la discusión en
cuanto Sam y Mael hicieron su entrada al Comedor. Los chicos saludaron a todos
y ocuparon sus lugares. Unos minutos después bajó Aderyn, pero la paz terminó
en cuanto llegaron Danny, Gail y Diandra. Sin embargo, como ya todos estaban
acostumbrados al alboroto de aquellos tres, continuaron con su desayuno sin
prestarles mucha atención.
Al terminar con el escandaloso
desayuno, se prepararon para partir.
Para el traslado, a cada uno de los Arzhaelíes se le asignó uno de los
chicos. Aderyn iba con Jonathan, Diandra con
Delos, para gran consternación de Danny, Sam con Giulian, Mael con Eve,
Danny con Iván y Gail con Vlad.
En esta ocasión los chicos
tuvieron la impresión general, de que habían tardado muchísimo. Diandra, que
odiaba aquel tipo de traslado, estaba realmente descompuesta cuando finalmente
pudo abrir los ojos. Aunque a Danny
tampoco solía irle muy bien al principio, ya estaba más acostumbrado, de modo
que en cuanto vio a Diandra tambalearse corrió a sujetarla.
-
¿Estás bien, Di?
-
Obviamente no, Douglas -- contestó ella
Diandra había podido perder el
equilibrio, pero no su mordaz lengua. A Aderyn le había ido mejor, ya que iba
firmemente sujeta a su hermano. Gail maldecía en voz baja, mientras Vlad se
burlaba de su “delicadeza”. A Mael no solía irle tan mal, y a Sam después de
los dos primeros traslados de aquella forma, no le afectaban en lo absoluto. No
obstante Giulian, que a diferencia de Delos que se había limitado a colocar el
dedo en la frente de Diandra, había sujetado firmemente a Sam contra su pecho
antes de partir, la miró con atención antes de soltarla.
-
¿Segura? -- le preguntó
-
Perfectamente -- le dijo ella sonriendo
Una vez que todos estuvieron en
condiciones, prestaron atención al lugar. Se encontraban en una explanada
rodeada de una alta cadena montañosa, el clima era alpino y aunque ya se veía
bastante verde en los alrededores, el invierno debía ser muy crudo en aquel
lugar. En el centro de la explanada se alzaba lo que desde donde estaban, les
pareció un enorme castillo. Pero esto solo era una deducción por las torres que
podían divisar desde allí, ya que un sólido muro impedía ver nada en realidad.
Comenzaron a avanzar hacia las
puertas de acceso, y cuando estuvieron lo bastante cerca, notaron que la
construcción exterior, era muy parecida a la de Clever House. Un foso rodeaba el muro, y la única forma de acceder
al interior era a través de una descomunal puerta, que servía a su vez de
puente.
Mientras cruzaban el puente,
echaron un vistazo al foso, notando que sus aguas, en caso de que fuese
realmente agua, eran de color oscuro, casi negro, por lo que no tenían un aspecto nada invitador. Una vez
llegados al final del puente, atravesaron un túnel no muy largo, y salieron no
a un patio interior como el de Clever
House, sino a una enorme plaza.
Aquello era una especie de
ciudadela, había varias edificaciones que bien podían ser viviendas o
alojamiento de tropas. Las calles eran empedradas y al final de todo aquello,
se levantaba efectivamente un castillo de proporciones considerables.
Al llegar, una ordenada
formación de Krigers los esperaba en el centro de la plaza, y el que estaba al
mando se dirigió directamente a Jonathan.
En condiciones normales, no podrían enterarse de lo que le habían dicho,
pero Gail sonrió y miró a Mael. Después de esto, Jonathan volvió al grupo y
comenzaron a avanzar.
-
¿Y bien cachorro? -- preguntó Gail en voz baja mientras caminaban
en dirección al castillo
-
¿Y bien, qué?
-
Vamos cachorro -- dijo con fastidió --
¿Qué le dijeron a Jonathan?
-
Nada que sea asunto nuestro
-- contestó Mael, pero antes de
que Gail siguiera fastidiando -- Solo le daba el parte de lo acontecido en los
últimos días, y como dije, no es nuestro asunto.
La calle por la que se
desplazaban debía ser la principal, era amplia e iba directamente de la plaza
al castillo. A lo largo de ella,
pudieron ver el mismo tipo de edificación
que vieron a la entrada, pero un poco más grandes. También había pequeñas
calles transversales y escaleras que conducían a los pisos superiores de
algunas de las construcciones. Todo parecía perfectamente diseñado y en orden,
de acuerdo a lo que debía ser una pequeña ciudad, lo único que le faltaba era
los habitantes. Los Krigers que se encontraban allí, no lograban eliminar esa
sensación de pesado vacío que se respiraba en el lugar.
El acceso al Castillo estaba
guardado por una pesada reja, vigilado por una guardia. Cuando estuvieron lo bastante cerca, los
Krigers adoptaron su posición de saludo y luego abrieron la reja.
Un extenso jardín les daba la
bienvenida, y aunque aún no había muchas flores, se notaba que en primavera
debía verse hermoso con sus multicolores habitantes naturales. Había algunas
estatuas y varias fuentes, un pequeño lago central, y algunos bancos de piedra
diseminados en los alrededores.
Finalmente llegaron a las
escaleras de piedra que estaban a la entrada del castillo.
-
Me siento como el rey francés, ese del que nos estuvo hablando Eowaz,
el que decapitaron -- dijo Gail mientras subían las escaleras
-
Pues espero que seas más hábil que el desdichado Luis XVI, y conserves la tuya --
dijo Vlad
-
¿Qué? --
preguntó Gail a Aderyn que lo miraba con la boca abierta
-
No puedo creer que hayas prestado atención a una clase --
dijo la chica
Aquello causó la hilaridad de
los que escucharon el breve intercambio de palabras. Pero no hubo más
comentarios porque ya habían llegado a la entrada.
El vestíbulo era la cosa más
grande que habían visto nunca en su vida. Danny estaba seguro que habrían
cabido cómodamente todos sus compañeros de escuela. Sin embargo, no solo el
vestíbulo tenía dimensiones gigantescas, sino que casi todas las estancias eran
igualmente grandes.
El recorrido por el castillo
resultó interesante, pero agotador, y dudaban mucho que lo hubiesen visitado en
su totalidad. Se encontraban en una de
las torres y Sam miraba por la ventana. El paisaje era realmente hermoso, desde
la posición en la que se encontraban, se veía la explanada a sus pies y la
cadena montañosa rodeándola como un guardián dormido.
-
¿Te gusta? -- preguntó una voz a sus espaldas
-
Es hermoso, Giulian -- contestó sin volverse --
pero parece hecho para esconderse
-
En cierta forma así es -- los sorprendió la voz de Eowaz -- El
castillo de Arx, fue construido hace muchísimos siglos atrás -- los
demás se acercaron mientras que Sam, aunque prestaba atención, seguía mirando
por la ventana -- Originalmente fue vivienda de quienes lo
mandaron construir, pero posteriormente, pasó a ser la sede de la Orden
Arzhaelí y lugar de entrenamiento. Pero en un momento determinado de nuestra
historia, en uno de los períodos más difíciles con los Nemhain, hubo necesidad
de buscar un refugio seguro para los Arzhvaels,
fue cuando se construyó la ciudadela que rodea el castillo y debo decir
que de ese modo pudieron nuestros antepasados resistir los ataques de los
Nemhains. Así que como verás Samantha, tienes razón. Sirvió como refugio antes,
y volverá a serlo ahora.
-
De manera que estos individuos no han tenido otra cosa que hacer en
sus vidas, más que fastidiarnos -- dijo Gail
-
Debe ser por su herencia Nemhain, que algunos sujetos como tú y como
Douglas, resultan a veces tan molestos
-- dijo Diandra
-
¡Yo no soy… -- comenzó Gail, pero calló de inmediato al
encontrarse con los ojos de Vlad
Mientras que Danny ya había
asumido aquel no deseado parentesco, Gail todavía no se acostumbraba al hecho
de que también él tenía raíces Nemhain.
-
Hay otra cosa que quería decirles, especialmente a ti Samantha y a ti
Danny --
continuó Eowaz, y Sam giró un poco la cabeza para mirarlo -- De
no ser porque uno de los fundadores, Cearbhall Douglas, legó el Castillo a la
Orden, ustedes serían sus legítimos dueños.
-
¡Demonios! -- exclamó Danny
-
Como siempre he dicho -- dijo Gail
-- eres lo más cercano a un
príncipe, que he conocido.
-
Cállate, príncipe de las Dríades
-- dijo Danny mordazmente, y
luego miró a Eowaz -- Bien, pues me alegra que lo haya hecho, en
cualquier caso, no me gustan mucho las casas tan grandes.
Mientras los demás le reían la
ocurrencia, Giulian e Iván miraban a Sam. Había escuchado el asunto sin mucho
interés, y luego había vuelto a mirar por la ventana, pero algo en su actitud
los alertó de que no estaba bien.
-
¿Princesa? -- la llamó Giulian, pero no obtuvo respuesta
Iván se situó al lado de Giulian
y ambo hombres miraban a la chica que seguía estática, con la mirada perdida en
la lejanía.
-
Fuego… llanto… sangre… muerte…
Samantha dijo todo aquello en un
tono perfectamente audible para todos, y con una desesperación que hizo a
algunos mirar por las ventanas, pensando que algo sucedía fuera. Y un segundo
después de dicho esto, se desvaneció. Tanto Giulian como Iván, estiraron los
brazos para detener su caída, y unos pasos más atrás, Kenny y Mael detuvieron a
Danny, aunque éste no llegó a perder el conocimiento.
Iván intentó con la mayor
rapidez, mirar lo que ella había visto, y como en una ocasión anterior logró
captar retazos de esa visión.
-
¿Y bien? -- preguntó Eowaz
-
Nada, solo eso que dijo -- le contestó Iván -- De
lo que no puedo estar seguro, es si se trata de una visión de algo que ya
sucedió o de algo que está por suceder.
Decidieron bajar de la torre, y
cuando llegaron a uno de los salones. Vlad se acercó a Danny.
-
¿Te sientes mejor?
-
Esto es desagradable -- dijo el chico
-- Pero tú debes saberlo ¿no? Te
sucede lo mismo con Giulian
-
No exactamente -- le dijo Vlad
-
¿Cómo que no? Son gemelos
también ¿no?
-
Eso es obvio, pero los lazos que normalmente unen a los gemelos, en
ustedes fueron… digamos que reforzados por un conjuro que les hizo su madre ¿lo
recuerdas?
-
¡Demonios! -- exclamó Danny
-- No dudo que mamá haya sido muy
inteligente y todo eso, pero creo que esta no fue una de sus más brillantes
ideas.
Sam tardó algunos minutos en
recuperarse, luego de lo cual y para consternación de los Cornwall y de Danny,
hizo una insólita petición.
-
Delos -- dijo mirando al Arzhaelí --
¿Puedo hablar un momento contigo?
A pesar de la sorpresa, Delos
elevó una ceja y miró a Giulian, pero aquello ciertamente no era una petición
de aprobación, sino una burla manifiesta.
-
Claro -- y extendió su mano
para ayudarla a ponerse de pie
Mientras ellos se alejaban del
grupo, Danny miró de manera significativa a Mael. En condiciones normales,
solía respetar la privacidad de su hermana, pero su innata antipatía hacia aquel
individuo, lo impulsó a ignorar aquella norma.
-
Tú dirás -- comenzó Delos
-- ¿En qué te puedo ser útil?
-
Delos, tú tienes el don de ver el futuro…
-
No, no exactamente -- la interrumpió él --
Tengo el don de que algunos hechos me sean revelados en forma de
predicción o profecía, generalmente cosas que afectan a gran cantidad de
personas, o algún hecho potencialmente peligroso para alguien en particular.
Eso es básicamente diferente a ver el futuro.
-
Entiendo -- dijo Sam
-- pero aún así, cuando esto te
ha sucedido, quiero decir, cuando ves cosas así, luego… ¿te sientes mal?
El tardó un momento en
comprender a qué se estaba refiriendo la chica, pero cuando lo hizo le
respondió.
-
No, nunca he perdido el conocimiento luego de una de esas visiones, si
te estás refiriendo a eso -- y al ver que ella enrojecía, le colocó una
mano en el hombro y con la otra le levantó la cara --
Pero no creo que debas preocuparte por eso ¿bueno?
-
Pues me preocupa -- dijo ella
-- no puedo controlar que de
pronto vea esas cosas, así como no puedo controlar lo que sucede luego, pero
estoy segura de que no es normal
-
No digas tonterías, nena
-- insistió él --
Escucha, ver el futuro no es un don muy común, y requiere de un especial
consumo de energía. Es algo que te sucede sin estar preparada para ello, y
lógicamente te deja débil, pero eso no quiere decir que haya nada de malo en
ti. Tal vez con el tiempo y cuando aprendas a manejarlo mejor, deje de
sucederte.
Era la primera vez que Delos la
miraba y le hablaba en aquel tono, algo que Sam agradeció, de modo que de forma
impulsiva se elevó en las puntas de sus pies y le dio un beso en la mejilla.
-
Gracias Delos.
De haber sido consciente de la
ira colectiva que desató aquel inocente gesto de agradecimiento, tal vez lo
habría pensado mejor antes de hacerlo. Mientras ella se dirigía nuevamente al
grupo, y Delos disfrutaba de aquel breve intercambio, los ánimos de los que no
habían perdido de vista la escena, habían hecho que la atmosfera se tensara.
Por descontado los Cornwall tenían idéntica expresión, en la que podía leerse
con claridad que lo habrían ahorcado de ser posible. Kenny y Gail quizá no
llevaban su ira tan lejos, pero igualmente tenían una mirada sombría. Mael era
y había sido siempre, muy difícil de descifrar, pero a alguien como Iván le
resultaba fácil “ver” que tras aquellos ojos que en esos momentos brillaban
peligrosamente, había no solo celos, sino una enorme rabia al escuchar que
Delos había llamado a Sam “nena”, cuando eso lo hacía solo él. Pero el más explosivo
de todos, resultó ser Danny. Apenas Sam llegó hasta ellos, la aferró por el
brazo sin ninguna delicadeza y la arrastró a un lado. Lo que nadie esperaba,
era las reacciones adversas de esto.
-
¡Danny! -- exclamó Kenny dando un paso hacia ellos -- Te
sugiero soltarla
-
¡Y yo te sugiero no meterte, por tu propio bien! -- le
dijo en tono nada conciliador
Y sin más siguió arrastrando a
Sam lejos de todos.
-
¿A qué juegas Samantha Sofía?
-- le preguntó una vez lejos de
los demás
-
Danny…
-
¡Ese sujeto no es, y nunca será nuestro amigo! --
exclamó con ira -- ¿Acaso no escuchaste a Eowaz? ¿No has escuchado a Giulian, a Vlad…
-
¡Danny, basta! -- lo detuvo ella --
¿Qué te sucede?
-
Te quiero lejos de él ¿has comprendido?
-
Danny, eres mi hermano, te amo y te respeto, pero no puedes darme
órdenes.
-
Te daré las órdenes que crea convenientes, y tú…
Dos cosas sucedieron al mismo
tiempo. Por un lado, Danny fue consciente de la peligrosa mirada que le dirigió
su hermana. Y por el otro, un mensaje urgente penetró en sus pensamientos.
-
No seas idiota, hermano. Por ese
camino no conseguirás nada que no sea desatar su ira, y tú la conoces tan bien
como yo.
Con esto, Mael demostraba una
vez más su buen juicio, porque a pesar de estar verdaderamente molesto, era
capaz de conservar la calma y pensar con claridad.
-
¿Has terminado? -- preguntó Sam en tono frío
Y sin esperar respuesta le dio
la espalda y se dirigió hacia donde estaban los demás. Danny e dejó caer
abatido, sobre un sillón. Se sentía
miserable, había gritado a su hermana y había sentido deseos de golpearla hasta
hacerla entender, y todo por culpa de aquel infeliz. Sintió, más que vio, que
Diandra se acercaba.
-
Déjame en paz Di
-
Te concedo que el individuo no es simpático, pero eso no lo hace una
mala persona. No hay nada que indique que quiera hacerle daño, está en el mismo
bando que nosotros y es hora de que aceptes que tu hermana es perfectamente
capaz de cuidarse -- dijo ella
-- Y si tienes aunque solo sea un
poco de cerebro, le pedirás disculpas lo antes posible. No eres su padre Danny,
déjala en paz.
El hecho de que lo llamara por
su nombre, más que todo lo anterior, fue lo que lo hizo levantar la cabeza.
Ella no lo llamaba nunca de otra forma que no fuese “Douglas” u otra extensa
lista de calificativos, que describían de forma nada misericordiosa lo que
pensaba de él. De modo que se levantó y se acerco a ella.
-
Tienes razón Di, gracias
-- y le dio un fugaz beso en la
mejilla
-
Aléjate de mí, Douglas -- dijo ella volviendo a su tono ácido -- Si
intento salvar tu cabeza, es por una razón puramente egoísta, me aburriría
mucho sin tus estupideces.
Le dio la espalda pero él caminó
tras ella más contento. Hasta en los peores momentos aquel dechado de mal
humor, siempre lograba arrancarle una sonrisa.
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