CAP. 61 DIAMANTE…
Iván actuó con la mayor
celeridad que fue capaz. Administró el antídoto a Giulian, y dejándolo en
compañía de Vlad y de Sam, fue a atender a Jonathan. Cuando regresó, esperando encontrar alguna
mejoría y poder proceder a cerrar las heridas, Giulian lejos de haber mejorado,
había empeorado. Ahora tenía fiebre alta y se movía inquieto, lo que le
indicaba que estaba sintiendo mucho dolor.
-
¿No vas a cerrar sus heridas?
-- le preguntó Sam
-
No es posible -- y al ver el desconcierto de la chica
agregó -- mientras el veneno continúe en su organismo,
no permite que se cierren las heridas. Todo lo que podía hacer era detener la
hemorragia, y eso ya está hecho.
-
Sabremos que el veneno ya ha desaparecido, cuando se le quite la
fiebre ¿no? -- quiso saber ella
Iván miró a Vlad, pero él tenía
una expresión hermética.
-
Sí linda, en ese momento -- le
contestó
-
¿Y por qué está tan inquieto? ¿Es a causa de la fiebre también? --
insistió
Pero esta vez no recibió una
respuesta, Iván no se veía en condiciones de mentirle. Por un brevísimo
momento, él sintió la violenta sacudida que le produjo la irrupción de Sam en
sus pensamientos. De forma inmediata recupero el control expulsándola, y ahora
fue ella la que sintió como si físicamente, hubiese recibido un empujón. Pero
al mismo tiempo, lo poco que había captado, le había proporcionado una idea
bastante aproximada de lo que estaba sucediendo, y se volvió hacia Giulian con
los ojos llenos de lágrimas.
-
¿No podemos hacer nada, para evitarle el dolor? --
preguntó a nadie en particular
-
No -- contestó Vlad
-- todo lo que podemos hacer es
esperar y rogar que el antídoto surta algún efecto, antes de que el veneno
cause muchos daños.
Durante toda esa tarde, ni Vlad
ni Sam, se movieron de allí. Los chicos pasaron a ver a Giulian, pero e
entretuvieron poco, y con excepción de Mael, nadie dijo nada.
-
No te angusties nena -- dijo acercándose a Sam -- ya
verás que va a mejorar
Pero nadie más parecía compartir
aquella opinión. Anne y Peter, dejaron un momento la habitación de Jonathan
para ir a ver Giulian, justo cuando Eowaz se encontraba allí.
-
¿Cómo está? -- preguntó Anne
-
Igual -- contestó Eowaz -- ¿Y
Jonathan?
-
Mejor, despertó brevemente hace un momento, pero parecía muy
desorientado y luego volvió a dormirse
-- dijo Peter
-
Eowaz, ¿Por qué en Jonathan si tuvo efecto el antídoto, y en Giulian
parece que no estar haciendo nada?
-- quiso saber Anne
-
Fue atacado con mayor violencia, Anne
-- contestó él -- y
no una, sino varias veces. De modo que recibió una mayor cantidad de veneno.
Peter se sintió terriblemente mal y culpable, porque
Giulian y Jonathan habían formado parte del grupo encargado de sacarlos a él y
a Eric, de las oficinas del Consejo de Estado.
Aparte de eso, entre ellos se había desarrollado una buena amistad a
raíz de su regreso y del hecho de haber sido el jefe directo de Jonathan antes
de que éste fuese elevado al rango de Arzhaelí. Para Anne tampoco estaba siendo
fácil verlo así. Por las mismas razones y a pesar de que en un principio había
visto con muy malos ojos la relación entre Giulian y su hijo, porque conocía de
sobra tanto la fama de “loco peligroso” del Arzhaelí por su insistencia en
misiones suicidas, como la admiración que rayaba en la veneración, que sentía
su hijo por él. Pero no era misión
sencilla resistirse al encanto de un Cornwall, de modo que con el tiempo y el
trato, Giulian se había granjeado el afecto y hasta cierto grado de admiración,
por parte de Anne. Por todo esto, el matrimonio estaba realmente apenado con su
situación.
Dorila y Eowaz, también pasaron
un momento a verlo, al igual que Eric y los Krigers. Pero ya fuere porque se
encontraba muy mal, o por respeto a la angustia de Vlad, se abstuvieron de sus
habituales comentarios irritantes con relación la conducta de los Cornwall.
Iván iba y venía, pero parecía
no ser capaz de permanecer mucho tiempo allí. Después de asegurarse que los
chicos se hubiesen ido a dormir, tanto él como Eve, insistieron inútilmente en
que Sam se fuese a descansar, cosa en la que fracasaron estrepitosamente. Ya bastante tarde, Eve le ordenó a Iván ir a
descansar él, ya que aparte del fuerte enfrentamiento en el que había
participado ese día, había pasado toda la tarde y parte de la noche, de un lado
para otro, atendiendo a los que habían resultado heridos.
Iván e había marchado
finalmente, pero Eve se quedó con Vlad y con Sam. Ni el uno, ni la otra habían
probado bocado esa noche, de modo que les hizo subir unas tazas de té, que
apenas llegaron a sus labios. Eve estaba
angustiada y dolida, pero estaba segura de que Vlad estaba mucho peor. Y en el
caso de Sam, era realmente triste verla sentada en el borde la cama sujetando
una mano de Giulian y llorando en silencio.
Alrededor de las tres de la
mañana, estuvo a punto de ir en busca de Iván, porque Giulian comenzó a
agitarse y a murmurar incoherencias. La fiebre seguía consumiéndolo, y sin duda
el veneno seguía causando estragos en su interior. Sin embargo, no lo hizo
porque Vlad la detuvo.
-
No lo hagas, no podrá hacer nada
-
Pero…
-
¡Maldición Eve, tenemos que aceptarlo, mi hermano e eta muriendo y
nadie puede hacer nada! -- le gritó
Aunque Eve sintió cierto
sobresalto, en realidad no le extrañó la violenta explosión de Vlad. Era algo
lógico, había pasado todas aquellas horas en hermético silencio y acumulando
grandes dosis de tensión que acababan de aflorar. Un minuto después de haberle
gritado todo aquello, lloraban uno en brazos del otro.
-
Se muere Eve, se muere y nada puedo hacer para evitarlo -- le
dijo con voz ahogada
Pero mientras aquella escena
tenía lugar, la mente de Sam, que había permanecido inactiva y en triste y
silencio letargo, de pronto comenzó a trabajar de manera frenética. A ella
llegaron recuerdos… imágenes… palabras… “Madera de Saille… posees el don de la curación…
Diamante… poderoso protector contra cualquier veneno…” Y de pronto se levantó como impulsada por un
resorte.
-
¡NO! --
exclamó, y los otros dos se separaron y la miraron con asombro
Aún sostenía la mano de Giulian,
pero se había puesto de pie y los miraba con los ojos enrojecidos, pero con una
enorme determinación en ellos.
-
Linda… -- comenzó Vlad
-
Eso no sucederá -- lo interrumpió ella
Antes de que ninguno de ellos
pudiese reaccionar en ningún sentido, Sam había abandonado la habitación. Vlad
hizo el intento de seguirla, asumiendo que la niña estaba en algo parecido a un
estado de shock, pero Eve lo detuvo.
-
Déjala, yo me haré cargo
-- le dijo --
para ella todo esto es muy difícil, sigue siendo una niña y la
posibilidad de perderlo de nuevo…
Dejo la frase inconclusa y
comenzó a caminar hacia la puerta, pero cuando estaba por abrirla, ésta casi le
dio en la cara cuando Sam entraba de nuevo con su Gwialen en la mano.
-
¡Sam! -- exclamó, pero ella le pasó por un lado y se
dirigió a la cama -- Sam…
-- le dijo de nuevo
Sin embargo, era evidente que
Samantha no estaba dispuesta a escuchar a nadie en aquel momento. Vlad miró con
preocupación a Eve, al tiempo que ésta miraba con desconcierto a la chica.
Sam se situó de nuevo donde
había permanecido hasta minutos antes, se inclinó sobre Giulian y le colocó la
mano en la frente.
-
Tú no va a dejarme de nuevo
-- le dijo con convicción -- Tú no vas a dejarme también
Acto seguido, apuntó su Gwialen
al pecho de Giulian y comenzó a susurrar apresuradamente.
-
Rwy'n galw ar y rhodd sydd wedi cael ei roi, ac mae'r grym sydd yn byw yn y diemwnt, sy'n diddymu ac yn diflannu y gwenwyn sy'n llifo drwy eich gwythiennau (1)
Tanto Eve como Vlad, miraban
estupefactos y una imagen invadió sus mentes al ver que del pecho de Sam
comenzaba a fluir una luz brillante que flotó hacia el cuerpo de Giulian. Era
la misma escena que ya habían vivido cuando Mael fue herido, tiempo atrás.
Mientras la luz estaba suspendida sobre el cuerpo de Giulian, Sam murmuró otras
palabras.
-
!gwenwyn yn diflannu! --
de la Gwialen salió una especie de chispazo que dió en el cuerpo de
Giulian
Luego de esto, la luz comenzó a
desvanecerse. Eve y Vlad se miraban sin saber cómo proceder, pero al parecer
Sam no había concluido, porque a continuación la escucharon murmurar un conjuro
para ellos más conocido, aunque poco utilizado.
-
!GWENWYN YN AGOS!
Del asombro, pasaron a la total
incredulidad al ver que las heridas comenzaban a cerrarse. Eve, olvidando toda
prudencia corrió hacia la puerta, salió y Vlad escuchó perfectamente que
gritaba el nombre de su hermano, pero él aún estaba en los límites de la
incredulidad y no reaccionó de ningún modo, solo se quedó allí mirando cómo las
heridas se iban cerrando lentamente.
Uno minutos después, entraba de
nuevo Eve seguida de Iván a medio vestir y de Peter aún colocándose una camisa
y Anne atándose una bata de entre casa.
-
¿Qué sucede? -- preguntó Peter
-
Giulian acaso… -- comenzó Anne, pero se detuvo al ver la escena
No habían terminado de formular
las preguntas que estaban siendo hechas al mismo tiempo, cuando Eowaz y Delos,
también entraron apresuradamente en la habitación.
-
¿Iván? -- preguntó Eowaz al verlo inclinado sobre el
cuerpo de Giulian.
Pero Iván estaba demasiado
ocupado revisando las heridas. Cuando había escuchado el grito de Eve, ya
estaba despierto y levantándose, porque un violento pensamiento de su hermana
había penetrado en su mente despertándolo sobresaltado. De modo que cuando ella
entró en su habitación, él ya salía de la cama, y escuchó a medias lo que ella
intentaba explicarle de Sam.
-
Vamos hombre -- dijo Delos acercándose --
acaso… -- pero se detuvo, al ver lo mismo que Iván
estaba mirando -- no es posible… pero si… ¿Cómo lo hiciste?
Sin embargo, Iván seguía sin
contestarle. Cuando la última y más grande de las heridas, estaba por terminar
de cerrar, miró a Sam que seguía al lado de Giulian con una mano sobre su
frente. Delos miró a uno y a otra, y lo entendió todo.
-
No lo hiciste tú -- dijo mirando Iván -- fue
ella
Peter y Anne se miraron,
recordando también el incidente con Mael, pero se abstuvieron de decir nada.
-
Será mejor que se vayan todos a sus habitaciones, y lo dejemos
descansar ahora -- dijo Eowaz prudentemente
-
Sam, cariño -- dijo Anne
-- te acompañaré a tu habitación,
no has dormido nada y ya casi amanece
-
Gracias señora McKenzie
-- dijo la chica sin hacer el
menor intento por moverse -- pero no pienso ir a ninguna parte.
Eowaz miró a Iván y éste le hizo
saber que sería inútil tratar de obligarla.
-
Vamos -- les dijo a Delos, Peter y Anne --
ella estará bien.
Aunque Anne salió sin decir nada
más, pensaba que cometían un gran error malcriándola de aquel modo, al
permitirle hacer siempre lo que quería, pero de los dos hombres que tenían
alguna autoridad sobre ella, uno estaba en la cama y el otro parecía dispuesto
a obedecerla en lugar de ser obedecido.
Eve abandonó la habitación junto
con Iván, casi al amanecer.
-
Voy a bañarme, cambiarme y regreso en un rato -- le
dijo a Vlad
-
Gracias -- le dijo él y le dio un beso en la frente
Cuando estuvieron solos, Sam
miró al gemelo hasta hacerlo sentir incómodo.
-
¿Qué sucede linda? -- le pregunto cuando ya no aguantó más el peso
de aquella mirada
-
Eso te pregunto yo a ti -- le contestó
-- ¿Hasta cuándo piensas seguir
haciendo el idiota?
-
¡Sam! -- exclamó él
-- ¿Por qué me dices eso? ¿Qué te
hice?
-
A mí no me has hecho nada. Te lo haces tú mismo
-
¿De qué hablas?
-
¡Oh vamos, Vlad! -- dijo con exasperación -- te
mueres por ella, lo que me gustaría saber, es si piensas decírselo algún día.
Vlad estaba anonadado y no sabía
qué decir, pero en ese momento Giulian se movió y murmuró algo ininteligible,
lo que distrajo la atención de Sam y lo salvó de tener que decir cualquier cosa
para la que no estaba preparado. Pero si pensaba que Sam era de las que se daba
por vencida con tanta facilidad, se equivocaba tristemente.
-
¿Y bien? -- dijo en forma inquisidora
Aunque conscientemente seguía
sin saber que decir, pero la siguiente pregunta de Sam desató su ira.
-
Estás consciente de que Delos está haciendo lo posible por quitártela
¿no?
-
¡Ese idiota no tiene más oportunidad que yo! --
exclamó haciendo gala de la famosa furia Cornwall
De pronto se encontró hablando y hablando, sin
aparente orden ni concierto. Desde hechos de u infancia, hasta el presente.
-
… y en cualquier caso, ella a quien quiso siempre fue a Giulian --
dijo con tristeza -- de modo que el infeliz de Delos no tiene
ninguna oportunidad.
-
Estás terriblemente equivocado y no puedo creer que seas tan
ciego --
dijo ella -- Eve ciertamente quiere a Giulian, pero no lo
ama. En cuanto a Delos, tampoco me resulta especialmente simpático, pero si tu
insistes en hacerte a un lado, él…
-
No, Sam -- la interrumpió él -- Eve
decidió que nunca se casaría
-
¿Qué? -- preguntó ella asombrada --
¿Por qué habría de decidir algo así?
-
Por su condición de vampiresa, teme hacerle daño a su hipotético
marido, y lanzar sobre algún hijo, más hipotético aún, el estigma de tener
sangre vampírica y que sea rechazado por la comunidad Arzhvael
-
¡Pero eso es absurdo! -- exclamo ella
-
Díselo a ella.
-
Iván se casó y no le hizo ningún daño a su esposa --
siguió ella sin prestarle atención
-- y Gail no tiene ningún
problema de aceptación.
-
No tiene caso Sam, Eve nunca…
Se calló al abrirse la puerta
dándole paso a Iván, lo que dio por finalizada la extraña conversación. Fue el
turno de Vlad de salir un momento, y Sam se quedó penando en lo que él le había
dicho. Finalmente, recostó la cabeza a un lado de la cama y se quedó dormida.
A pesar de la incómoda posición,
había caído en un sueño tan profundo, que no sintió a todos los que entraron en
la habitación según iban despertando, para saber cómo seguía Giulian. Ni
siquiera cuando Anne entró y le dio su opinión a Iván, nada amablemente, acerca
de la irresponsabilidad de dejarla quedarse despierta toda la noche y que aún
estuviese allí y en aquella incómoda posición.
Hacia las nueve de la mañana,
Giulian abrió los ojos. Lo primero que
vio fueron las sonrisas aliviadas de su hermano y sus dos amigos, pero estaba
algo desorientado.
-
¿Cómo te sientes? -- preguntó Iván
Aquella pregunta hizo que
volvieran rápidamente los recuerdos, de modo que a continuación hizo un rápido
inventario sensorial, para comprobar que tenía todas las partes de su cuerpo en
el lugar correspondiente. Pero al intentar mover la mano y no poder hacerlo,
giró la cabeza para encontrarse con que Samantha no solo sujetaba su mano, sino
que parte de su cabeza reposaba sobre su brazo. Se preguntó cuánto tiempo había
permanecido inconsciente, como para que la niña se hubiese quedado dormida
allí.
-
Casi un día completo -- dijo Iván proporcionándole la información
-
¡Demonios! -- exclamó
Esto hizo que Sam abriera los
ojos y levantase la cabeza de inmediato.
-
Princesita, lo lamento no quise…
Pero no pudo concluir porque
ella se había lanzado sobre él y lo abrazaba llorando.
-
Vamos princesa, no hay por qué llorar
-- dijo mientras acariciaba sus
cabellos
-
Eres un estúpido ¿sabías?
-- dijo ella cuando se calmó un
poco
-
Bueno, no pensé que tú te sumarías a la opinión general --
dijo él poniendo cara de cachorro apaleado
-
Si vuelves a darme un susto así, yo misma te voy a hacer pedazos ¿me
oyes?
-
Fuerte y claro -- dijo él sonriendo
Pero luego de esto volvió la
cabeza hacia los demás.
-
¿Yo soy el estúpido? -- preguntó en tono cargado de reproche --
¿Por qué permitieron que Sam se quedara aquí?
-
Verás -- comenzó Vlad
-- tropezamos con un pequeño
inconveniente.
-
¿Cuál?
-
Que esta pequeña señorita, es tan terca como tú --
siguió Vlad -- De modo que para sacarla de aquí, habría sido
necesario emplear métodos que especialmente tú, no habrías aprobado.
-
Vamos Vlad -- le dijo
-- ¿Qué tan difícil puede ser,
hacer que una niña se vaya a la cama como corresponde? Me extraña de ti
Vampi -- agregó mirando a Eve
Si Giulian hubiese estado
prestando la atención que prestaban los demás, a los relampagueantes ojos
violeta, tal vez habría decidido abreviar los reclamos, aunque como él siempre
había tenido talento para meterse en problemas, quizá igual los habría
ignorado. De modo que miró con extrañeza a todos. Vlad tenía una extraña
sonrisa burlona, Eve lo miraba elevando una ceja e Iván había empezado a
caminar hacia la puerta.
-
¿A dónde vas? -- le preguntó
-- Estoy hablando con los tres.
-
Amigo, yo tengo algo de lo que tu careces -- le
contestó Iván
-
Giulian -- dijo una vocecita dulce como la miel a su
lado, y él giró la cabeza -- deja a los demás en paz, si quieres reclamar
algo, reclámame a mí porque fue mi decisión y te aseguro que soy perfectamente
capaz de tomarlas. Y te sugiero que te fijes bien, porque no soy ninguna niña,
y si alguna vez pretendes obligarme a algo, descubrirás que puede resultar muy
perjudicial para tu salud.
Dicho esto le dio la espalda y
caminó hacia la puerta que Iván mantenía abierta.
-
Princesa espera -- la llamó
-
Olvídalo -- le dijo Vlad
-
Es reconfortante ver cómo hay alguien capaz de patearte con
elegancia -- le dijo Eve
-
¿Qué es lo que tú tienes que yo no?
-- le preguntó a Iván
-
Varias cosas, como inteligencia, instinto de conservación y muchas
más, pero en relación con Samantha, experiencia. Te llevo varios años de
ventaja.
-
Y la próxima vez que la veas
-- dijo Vlad --
podrías molestarte en darle las gracias.
-
¿Por qué?
-
Porque fue ella la que te salvo la vida --
dijo Iván -- No fueron simples heridas de batalla Giulian,
estabas muriendo a causa del veneno, ya no había nada que pudiésemos hacer,
pero ella lo hizo.
Giulian abrió mucho los ojos,
pero no encontró nada más que decir, solo tenía la enorme necesidad de
levantarse de esa cama e ir tras ella.
(1) Invoco el don que me ha sido
concedido, y por el poder que reside en el diamante, que se disuelva y
desaparezca el veneno que circula por tus venas
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