Ninguno lo es...

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viernes, 2 de mayo de 2014

LA MAGIA DE ARZHVAEL El Inicio - Cap. 61 -

CAP. 61  DIAMANTE…

Iván actuó con la mayor celeridad que fue capaz. Administró el antídoto a Giulian, y dejándolo en compañía de Vlad y de Sam, fue a atender a Jonathan.  Cuando regresó, esperando encontrar alguna mejoría y poder proceder a cerrar las heridas, Giulian lejos de haber mejorado, había empeorado. Ahora tenía fiebre alta y se movía inquieto, lo que le indicaba que estaba sintiendo mucho dolor. 
-         ¿No vas a cerrar sus heridas?  --  le preguntó Sam
-         No es posible  --  y al ver el desconcierto de la chica agregó  --  mientras el veneno continúe en su organismo, no permite que se cierren las heridas. Todo lo que podía hacer era detener la hemorragia, y eso ya está hecho.
-         Sabremos que el veneno ya ha desaparecido, cuando se le quite la fiebre ¿no?  --  quiso saber ella
Iván miró a Vlad, pero él tenía una expresión hermética.
-         Sí linda,  en ese momento  --  le contestó
-         ¿Y por qué está tan inquieto? ¿Es a causa de la fiebre también?  --  insistió
Pero esta vez no recibió una respuesta, Iván no se veía en condiciones de mentirle. Por un brevísimo momento, él sintió la violenta sacudida que le produjo la irrupción de Sam en sus pensamientos. De forma inmediata recupero el control expulsándola, y ahora fue ella la que sintió como si físicamente, hubiese recibido un empujón. Pero al mismo tiempo, lo poco que había captado, le había proporcionado una idea bastante aproximada de lo que estaba sucediendo, y se volvió hacia Giulian con los ojos llenos de lágrimas.
-         ¿No podemos hacer nada, para evitarle el dolor?  --  preguntó a nadie en particular
-         No  --  contestó Vlad  --  todo lo que podemos hacer es esperar y rogar que el antídoto surta algún efecto, antes de que el veneno cause muchos daños.
Durante toda esa tarde, ni Vlad ni Sam, se movieron de allí. Los chicos pasaron a ver a Giulian, pero e entretuvieron poco, y con excepción de Mael, nadie dijo nada.
-         No te angusties nena  --   dijo acercándose a Sam  --  ya verás que va a mejorar
Pero nadie más parecía compartir aquella opinión. Anne y Peter, dejaron un momento la habitación de Jonathan para ir a ver Giulian, justo cuando Eowaz se encontraba allí.
-         ¿Cómo está?  --  preguntó Anne
-         Igual  --  contestó Eowaz  --  ¿Y Jonathan?
-         Mejor, despertó brevemente hace un momento, pero parecía muy desorientado y luego volvió a dormirse  --  dijo Peter
-         Eowaz, ¿Por qué en Jonathan si tuvo efecto el antídoto, y en Giulian parece que no estar haciendo nada?  --  quiso saber Anne
-         Fue atacado con mayor violencia, Anne  --  contestó él  --  y no una, sino varias veces. De modo que recibió una mayor cantidad de veneno.
Peter se  sintió terriblemente mal y culpable, porque Giulian y Jonathan habían formado parte del grupo encargado de sacarlos a él y a Eric, de las oficinas del Consejo de Estado.  Aparte de eso, entre ellos se había desarrollado una buena amistad a raíz de su regreso y del hecho de haber sido el jefe directo de Jonathan antes de que éste fuese elevado al rango de Arzhaelí. Para Anne tampoco estaba siendo fácil verlo así. Por las mismas razones y a pesar de que en un principio había visto con muy malos ojos la relación entre Giulian y su hijo, porque conocía de sobra tanto la fama de “loco peligroso” del Arzhaelí por su insistencia en misiones suicidas, como la admiración que rayaba en la veneración, que sentía su hijo por él.  Pero no era misión sencilla resistirse al encanto de un Cornwall, de modo que con el tiempo y el trato, Giulian se había granjeado el afecto y hasta cierto grado de admiración, por parte de Anne. Por todo esto, el matrimonio estaba realmente apenado con su situación.
Dorila y Eowaz, también pasaron un momento a verlo, al igual que Eric y los Krigers. Pero ya fuere porque se encontraba muy mal, o por respeto a la angustia de Vlad, se abstuvieron de sus habituales comentarios irritantes con relación la conducta de los Cornwall.
Iván iba y venía, pero parecía no ser capaz de permanecer mucho tiempo allí. Después de asegurarse que los chicos se hubiesen ido a dormir, tanto él como Eve, insistieron inútilmente en que Sam se fuese a descansar, cosa en la que fracasaron estrepitosamente.  Ya bastante tarde, Eve le ordenó a Iván ir a descansar él, ya que aparte del fuerte enfrentamiento en el que había participado ese día, había pasado toda la tarde y parte de la noche, de un lado para otro, atendiendo a los que habían resultado heridos.
Iván e había marchado finalmente, pero Eve se quedó con Vlad y con Sam. Ni el uno, ni la otra habían probado bocado esa noche, de modo que les hizo subir unas tazas de té, que apenas llegaron a sus labios.  Eve estaba angustiada y dolida, pero estaba segura de que Vlad estaba mucho peor. Y en el caso de Sam, era realmente triste verla sentada en el borde la cama sujetando una mano de Giulian y llorando en silencio.
Alrededor de las tres de la mañana, estuvo a punto de ir en busca de Iván, porque Giulian comenzó a agitarse y a murmurar incoherencias. La fiebre seguía consumiéndolo, y sin duda el veneno seguía causando estragos en su interior. Sin embargo, no lo hizo porque Vlad la detuvo.
-         No lo hagas, no podrá hacer nada
-         Pero…
-         ¡Maldición Eve, tenemos que aceptarlo, mi hermano e eta muriendo y nadie puede hacer nada!  --  le gritó
Aunque Eve sintió cierto sobresalto, en realidad no le extrañó la violenta explosión de Vlad. Era algo lógico, había pasado todas aquellas horas en hermético silencio y acumulando grandes dosis de tensión que acababan de aflorar. Un minuto después de haberle gritado todo aquello, lloraban uno en brazos del otro.
-         Se muere Eve, se muere y nada puedo hacer para evitarlo  --  le dijo con voz ahogada
Pero mientras aquella escena tenía lugar, la mente de Sam, que había permanecido inactiva y en triste y silencio letargo, de pronto comenzó a trabajar de manera frenética. A ella llegaron recuerdos… imágenes… palabras…  “Madera de Saille… posees el don de la curación… Diamante… poderoso protector contra cualquier veneno…”  Y de pronto se levantó como impulsada por un resorte.
-          ¡NO!  --  exclamó, y los otros dos se separaron y la miraron con asombro
Aún sostenía la mano de Giulian, pero se había puesto de pie y los miraba con los ojos enrojecidos, pero con una enorme determinación en ellos.
-         Linda…  --  comenzó Vlad
-         Eso no sucederá  --  lo interrumpió ella
Antes de que ninguno de ellos pudiese reaccionar en ningún sentido, Sam había abandonado la habitación. Vlad hizo el intento de seguirla, asumiendo que la niña estaba en algo parecido a un estado de shock, pero Eve lo detuvo.
-         Déjala, yo me haré cargo  --  le dijo  --  para ella todo esto es muy difícil, sigue siendo una niña y la posibilidad de perderlo de nuevo…
Dejo la frase inconclusa y comenzó a caminar hacia la puerta, pero cuando estaba por abrirla, ésta casi le dio en la cara cuando Sam entraba de nuevo con su Gwialen en la mano.
-         ¡Sam!  --  exclamó, pero ella le pasó por un lado y se dirigió a la cama  --  Sam…  --  le dijo de nuevo
Sin embargo, era evidente que Samantha no estaba dispuesta a escuchar a nadie en aquel momento. Vlad miró con preocupación a Eve, al tiempo que ésta miraba con desconcierto a la chica.
Sam se situó de nuevo donde había permanecido hasta minutos antes, se inclinó sobre Giulian y le colocó la mano en la frente.
-         Tú no va a dejarme de nuevo  --  le dijo con convicción --  Tú no vas a dejarme también
Acto seguido, apuntó su Gwialen al pecho de Giulian y comenzó a susurrar apresuradamente.
-         Rwy'n galw ar y rhodd sydd wedi cael ei roi, ac mae'r grym sydd yn byw yn y diemwnt, sy'n diddymu ac yn diflannu y gwenwyn sy'n llifo drwy eich gwythiennau (1)
Tanto Eve como Vlad, miraban estupefactos y una imagen invadió sus mentes al ver que del pecho de Sam comenzaba a fluir una luz brillante que flotó hacia el cuerpo de Giulian. Era la misma escena que ya habían vivido cuando Mael fue herido, tiempo atrás. Mientras la luz estaba suspendida sobre el cuerpo de Giulian, Sam murmuró otras palabras.
-         !gwenwyn yn diflannu!  --  de la Gwialen salió una especie de chispazo que dió en el cuerpo de Giulian
Luego de esto, la luz comenzó a desvanecerse. Eve y Vlad se miraban sin saber cómo proceder, pero al parecer Sam no había concluido, porque a continuación la escucharon murmurar un conjuro para ellos más conocido, aunque poco utilizado.
-         !GWENWYN YN AGOS!
Del asombro, pasaron a la total incredulidad al ver que las heridas comenzaban a cerrarse. Eve, olvidando toda prudencia corrió hacia la puerta, salió y Vlad escuchó perfectamente que gritaba el nombre de su hermano, pero él aún estaba en los límites de la incredulidad y no reaccionó de ningún modo, solo se quedó allí mirando cómo las heridas se iban cerrando lentamente.
Uno minutos después, entraba de nuevo Eve seguida de Iván a medio vestir y de Peter aún colocándose una camisa y Anne atándose una bata de entre casa.
-         ¿Qué sucede?  --  preguntó Peter
-         Giulian acaso…  --  comenzó Anne, pero se detuvo al ver la escena
No habían terminado de formular las preguntas que estaban siendo hechas al mismo tiempo, cuando Eowaz y Delos, también entraron apresuradamente en la habitación.
-         ¿Iván?  --  preguntó Eowaz al verlo inclinado sobre el cuerpo de Giulian.
Pero Iván estaba demasiado ocupado revisando las heridas. Cuando había escuchado el grito de Eve, ya estaba despierto y levantándose, porque un violento pensamiento de su hermana había penetrado en su mente despertándolo sobresaltado. De modo que cuando ella entró en su habitación, él ya salía de la cama, y escuchó a medias lo que ella intentaba explicarle de Sam.
-         Vamos hombre  --  dijo Delos acercándose  --  acaso…  --  pero se detuvo, al ver lo mismo que Iván estaba mirando  --  no es posible… pero si… ¿Cómo lo hiciste?
Sin embargo, Iván seguía sin contestarle. Cuando la última y más grande de las heridas, estaba por terminar de cerrar, miró a Sam que seguía al lado de Giulian con una mano sobre su frente. Delos miró a uno y a otra, y lo entendió todo.
-         No lo hiciste tú  --  dijo mirando Iván  --  fue ella
Peter y Anne se miraron, recordando también el incidente con Mael, pero se abstuvieron de decir nada.
-         Será mejor que se vayan todos a sus habitaciones, y lo dejemos descansar ahora  --  dijo Eowaz prudentemente
-         Sam, cariño  --  dijo Anne  --  te acompañaré a tu habitación, no has dormido nada y ya casi amanece
-         Gracias señora McKenzie   --  dijo la chica sin hacer el menor intento por moverse  --  pero no pienso ir a ninguna parte.
Eowaz miró a Iván y éste le hizo saber que sería inútil tratar de obligarla.
-         Vamos  --  les dijo a Delos, Peter y Anne  --  ella estará bien.
Aunque Anne salió sin decir nada más, pensaba que cometían un gran error malcriándola de aquel modo, al permitirle hacer siempre lo que quería, pero de los dos hombres que tenían alguna autoridad sobre ella, uno estaba en la cama y el otro parecía dispuesto a obedecerla en lugar de ser obedecido.
Eve abandonó la habitación junto con Iván, casi al amanecer.
-         Voy a bañarme, cambiarme y regreso en un rato  --  le dijo a Vlad
-         Gracias  --  le dijo él y le dio un beso en la frente
Cuando estuvieron solos, Sam miró al gemelo hasta hacerlo sentir incómodo.
-         ¿Qué sucede linda?  --  le pregunto cuando ya no aguantó más el peso de aquella mirada
-         Eso te pregunto yo a ti  --  le contestó  --   ¿Hasta cuándo piensas seguir haciendo el idiota?
-         ¡Sam!  --  exclamó él  --  ¿Por qué me dices eso? ¿Qué te hice?
-         A mí no me has hecho nada. Te lo haces tú mismo
-         ¿De qué hablas?
-         ¡Oh vamos, Vlad!  --  dijo con exasperación  --  te mueres por ella, lo que me gustaría saber, es si piensas decírselo algún día.
Vlad estaba anonadado y no sabía qué decir, pero en ese momento Giulian se movió y murmuró algo ininteligible, lo que distrajo la atención de Sam y lo salvó de tener que decir cualquier cosa para la que no estaba preparado. Pero si pensaba que Sam era de las que se daba por vencida con tanta facilidad, se equivocaba tristemente.
-         ¿Y bien?  --  dijo en forma inquisidora
Aunque conscientemente seguía sin saber que decir, pero la siguiente pregunta de Sam desató su ira.
-         Estás consciente de que Delos está haciendo lo posible por quitártela ¿no?
-         ¡Ese idiota no tiene más oportunidad que yo!  --  exclamó haciendo gala de la famosa furia Cornwall
 De pronto se encontró hablando y hablando, sin aparente orden ni concierto. Desde hechos de u infancia, hasta el presente.
-         … y en cualquier caso, ella a quien quiso siempre fue a Giulian  --  dijo con tristeza  --  de modo que el infeliz de Delos no tiene ninguna oportunidad.
-         Estás terriblemente equivocado y no puedo creer que seas tan ciego  --  dijo ella  --  Eve ciertamente quiere a Giulian, pero no lo ama. En cuanto a Delos, tampoco me resulta especialmente simpático, pero si tu insistes en hacerte a un lado, él…
-         No, Sam  --  la interrumpió él  --  Eve decidió que nunca se casaría
-         ¿Qué?  --  preguntó ella asombrada  --  ¿Por qué habría de decidir algo así?
-         Por su condición de vampiresa, teme hacerle daño a su hipotético marido, y lanzar sobre algún hijo, más hipotético aún, el estigma de tener sangre vampírica y que sea rechazado por la comunidad Arzhvael
-         ¡Pero eso es absurdo!  --  exclamo ella
-         Díselo a ella.
-         Iván se casó y no le hizo ningún daño a su esposa  --  siguió ella sin prestarle atención  --  y Gail no tiene ningún problema de aceptación.
-         No tiene caso Sam, Eve nunca…
Se calló al abrirse la puerta dándole paso a Iván, lo que dio por finalizada la extraña conversación. Fue el turno de Vlad de salir un momento, y Sam se quedó penando en lo que él le había dicho. Finalmente, recostó la cabeza a un lado de la cama y se quedó dormida.
A pesar de la incómoda posición, había caído en un sueño tan profundo, que no sintió a todos los que entraron en la habitación según iban despertando, para saber cómo seguía Giulian. Ni siquiera cuando Anne entró y le dio su opinión a Iván, nada amablemente, acerca de la irresponsabilidad de dejarla quedarse despierta toda la noche y que aún estuviese allí y en aquella incómoda posición.
Hacia las nueve de la mañana, Giulian abrió los ojos.  Lo primero que vio fueron las sonrisas aliviadas de su hermano y sus dos amigos, pero estaba algo desorientado.
-         ¿Cómo te sientes?  --  preguntó Iván
Aquella pregunta hizo que volvieran rápidamente los recuerdos, de modo que a continuación hizo un rápido inventario sensorial, para comprobar que tenía todas las partes de su cuerpo en el lugar correspondiente. Pero al intentar mover la mano y no poder hacerlo, giró la cabeza para encontrarse con que Samantha no solo sujetaba su mano, sino que parte de su cabeza reposaba sobre su brazo. Se preguntó cuánto tiempo había permanecido inconsciente, como para que la niña se hubiese quedado dormida allí.
-         Casi un día completo  --  dijo Iván proporcionándole la información
-         ¡Demonios!  --  exclamó
Esto hizo que Sam abriera los ojos y levantase la cabeza de inmediato.
-         Princesita, lo lamento no quise…
Pero no pudo concluir porque ella se había lanzado sobre él y lo abrazaba llorando.
-         Vamos princesa, no hay por qué llorar  --  dijo mientras acariciaba sus cabellos
-         Eres un estúpido ¿sabías?  --  dijo ella cuando se calmó un poco
-         Bueno, no pensé que tú te sumarías a la opinión general  --  dijo él poniendo cara de cachorro apaleado
-         Si vuelves a darme un susto así, yo misma te voy a hacer pedazos ¿me oyes?
-         Fuerte y claro  --  dijo él sonriendo
Pero luego de esto volvió la cabeza hacia los demás.
-         ¿Yo soy el estúpido?  --  preguntó en tono cargado de reproche  --  ¿Por qué permitieron que Sam se quedara aquí?
-         Verás  --  comenzó Vlad  --  tropezamos con un pequeño inconveniente.
-         ¿Cuál?
-         Que esta pequeña señorita, es tan terca como tú  --  siguió Vlad  --  De modo que para sacarla de aquí, habría sido necesario emplear métodos que especialmente tú, no habrías aprobado.
-         Vamos Vlad  --  le dijo  --  ¿Qué tan difícil puede ser, hacer que una niña se vaya a la cama como corresponde? Me extraña de ti Vampi  -- agregó mirando a Eve
Si Giulian hubiese estado prestando la atención que prestaban los demás, a los relampagueantes ojos violeta, tal vez habría decidido abreviar los reclamos, aunque como él siempre había tenido talento para meterse en problemas, quizá igual los habría ignorado. De modo que miró con extrañeza a todos. Vlad tenía una extraña sonrisa burlona, Eve lo miraba elevando una ceja e Iván había empezado a caminar hacia la puerta.
-         ¿A dónde vas?  --  le preguntó  --  Estoy hablando con los tres.
-         Amigo, yo tengo algo de lo que tu careces  --  le contestó Iván
-         Giulian  --  dijo una vocecita dulce como la miel a su lado, y él giró la cabeza  --  deja a los demás en paz, si quieres reclamar algo, reclámame a mí porque fue mi decisión y te aseguro que soy perfectamente capaz de tomarlas. Y te sugiero que te fijes bien, porque no soy ninguna niña, y si alguna vez pretendes obligarme a algo, descubrirás que puede resultar muy perjudicial para tu salud.
Dicho esto le dio la espalda y caminó hacia la puerta que Iván mantenía abierta.
-         Princesa espera  --  la llamó
-         Olvídalo  --  le dijo Vlad
-         Es reconfortante ver cómo hay alguien capaz de patearte con elegancia  --  le dijo Eve
-         ¿Qué es lo que tú tienes que yo no?  --  le preguntó a Iván
-         Varias cosas, como inteligencia, instinto de conservación y muchas más, pero en relación con Samantha, experiencia. Te llevo varios años de ventaja.
-         Y la próxima vez que la veas  --  dijo Vlad  --  podrías molestarte en darle las gracias.
-         ¿Por qué?
-         Porque fue ella la que te salvo la vida   --  dijo Iván  --  No fueron simples heridas de batalla Giulian, estabas muriendo a causa del veneno, ya no había nada que pudiésemos hacer, pero ella lo hizo.
Giulian abrió mucho los ojos, pero no encontró nada más que decir, solo tenía la enorme necesidad de levantarse de esa cama e ir tras ella.

(1)      Invoco el don que me ha sido concedido, y por el poder que reside en el diamante, que se disuelva y desaparezca el veneno que circula por tus venas

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