Ninguno lo es...

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viernes, 2 de mayo de 2014

LA MAGIA DE ARZHVAEL El Inicio - Cap. 22 -

CAP. 22

Iván subió apresuradamente las escaleras de entrada, saludó al guarda y siguió de largo. Cuando entró a la Sala del Consejo, ya estaban todos allí. Eve se levantó y corrió a abrazar a su hermano.
-         ¿Estás bien?  --  le preguntó haciendo un rápido examen visual
-         Sí, estoy bien  --  le dijo
-         ¿Es muy malo?
Pero él no contestó, solo se limitó a indicarle que volviese a su asiento, mientras él saludaba a los otros miembros del Consejo.
-         Lamento haberlos hecho venir de esta manera  --  se disculpó  --  pero creo que es de vital importancia que todos estemos enterados.
-         No tengo ninguna duda de ello  --  dijo Eowaz  --  te escuchamos.
-         Hay una pequeña población de nombre Yell  --  dijo entrando de una vez en materia  --   en donde hace un par de meses comenzó a registrarse una extraña enfermedad, cuya sintomatología inicial es inespecífica, cursó con fiebre, pérdida de apetito, fatiga, depresión, temor, ansiedad y sueños angustiosos.  Los síntomas en los afectados, avanzaron presentando insomnio persistente, inquietud, fotofobia y modificaciones en la conducta, volviéndose decididamente agresivos.
-         Esa no es una “extraña” enfermedad  --  dijo Delos  --  tiene todas las características de la primera fase de la Hidrofobia.
-         Así es  --  dijo Iván  --  de no ser porque el asunto se ha ido complicando, ahora de la fotofobia han pasado velozmente a la foto sensibilidad, los afectados que se exponen a la luz solar, inmediatamente comienzan a presentar agrietamiento y sangrado de la piel, aparte de una anemia pertinaz que ha requerido de constantes transfusiones de sangre.
Se hizo un incómodo silencio, donde todos miraban a los Natchzhrer con cierta insistencia.
-         ¡Oh vamos, señores!  --  dijo Vlad  --  Todos aquí sabemos que un Firbolg no puede convertirse en Vampiro.
-         ¿Estamos seguros de que es una población de Firbolg?  --  preguntó Leomer
-         Absolutamente  --  dijo Iván  --  Y aunque ellos dicen no creer en esto, y lo  llaman viejas supersticiones, la gente ha comenzado a portarse de manera estúpida con los afectados.
-         Veamos  --  intervino Eowaz  --  ¿Qué tenemos en concreto, y por qué te llamó tanto la atención esto?
-         Primero, porque según el primer informe que leí, en Yell, un grupo de fanáticos religiosos, mató a varios de estos pobres infelices, y las autoridades Firbolg, no hicieron nada, no hubo castigo, ni culpables. Según sus leyes fue un acto de violencia colectivo, en el que no se podía demostrar la culpabilidad de nadie en específico. Y segundo, la aparición de la misma “enfermedad” en otras dos poblaciones, Halver y Dormeing, misma sintomatología, mismo tiempo de desarrollo. Si aparece en otra población, en el transcurso de los próximos días, será declarada como enfermedad endémica y comenzará el pánico.
-         Puedo entender eso, pero qué te hace pensar que esto tenga que ver con Nurión  --  dijo Eowaz
Iván hizo un movimiento y una especie de vidriera descendió, pasó su mano por encima de esta y se pudo ver un gran mapa, donde comenzó a señalar coordenadas.
-         La primera población está en la frontera sur de Arany, la segunda limita con Arany y Orzag, por el oeste, y la tercera, está al norte de Orzag.
Una vez que hubo señalado todos los puntos en el Mapa, se volvió hacia ellos.
-         Arany y Orzag, están a punto de entrar en un conflicto bélico  --  volvió a señalar otro punto en el Mapa  --  Apuesto mi Gwialen, a que el próximo lugar donde se producirá esto, será en Glowyr  --  dijo encerrando en un círculo otro punto del Mapa  --  y si es así y  si se fijan bien, son los cuatro puntos cardinales que rodean a los dos países que entraran en conflicto. Esto los dejaría aislados, ya que al ser declarada esta, una enfermedad endémica, nadie entra y nadie sale, y de este modo las fronteras de ambos países quedan cerradas, así que proporcionarle cualquier tipo de ayuda, será virtualmente imposible.
Todos se quedaron un momento pensativos y mirando el Mapa.
-         La verdad es un buen plan desde el punto de vista estratégico, si lo que se quiere es la exterminación de esos países  --  dijo Leomer  --  pero sin ánimo de menospreciar a nadie, qué importancia tienen dos pequeños países que apenas tienen unos cuantos kilómetros cuadrados, escasas riquezas y muy poca importancia en el ámbito de la economía internacional.
-         Ninguna, si lo vemos de ese modo  --  dijo Iván  --  pero mi teoría es, que esto es un ensayo, algo así como un plan piloto, un terreno de entrenamiento. Si Nurión consigue los resultados planeados  --  y se volvió de nuevo hacia el Mapa y señaló otros dos puntos  --  lo llevará hasta acá.
-         ¡Por los Tesoros del Gran Druida!  --  exclamó Leomer  --  Pero eso sería…
-         Exacto  --  dijo Iván  --  un desastre de proporciones incalculables.
Después de un momento de tenso silencio, Eowaz se puso de pie.
-         Debemos ponernos en movimiento  --  dijo  --  Creo que lo primero por hacer es que alguno de nuestros Läkare analice qué clase de toxina está utilizando Nurión para esto.
-         Señor, con todo respeto  --  dijo Iván  --  no me opongo a ello, pero dudo mucho que Nurión vaya a utilizar esto mismo, como dije, esto no es más que un ensayo. Lo que sea que se proponga a futuro, debe tenerlo planeado con otra cosa. En este caso está jugando no solo con las autoridades sanitarias de estos países, sino con las creencias populares para desatar aún mayor caos. Pero en un país con mayor desarrollo y educación, tendrá que valerse únicamente del daño que pueda causar para diezmar a la población  --  hizo una pausa y agregó  --  Sin embargo, la ayuda que nuestros Läkares puedan prestar para contrarrestar de alguna manera lo que está sucediendo, será una acción humanitaria.
-         Creo que tienes razón  --  dijo Eowaz  --  gracias Iván, has hecho un gran trabajo  --  y luego mirando a los demás  --  Ahora escucharemos la interpretación que hizo Argantel.
En la misma pantalla que había utilizado Iván, Eowaz colocó el tubo que le había entregado Eve e inmediatamente apareció la figura del anciano.
-         Solo una cosa necesitan, para detener las muertes que se aproximan. Unas gotas de la sangre de Lofn. Pero el camino a Asgard está sembrado de peligros, y Himdall solo  permitirá el paso para cruzar el Bifrost, a aquellos amparados por la sangre de Lofn y nacidos pares.
-         ¡NO!  --  exclamó Eve en cuanto se escuchó la última frase  --  Son unos niños.
Pero nadie pareció reaccionar.

*******************************

El año escolar de los chicos se desarrollaba de manera relativamente normal. Danny y Gail, habían repetido como integrantes del equipo de Vliegend, pero con la enorme diferencia, de que Danny había clasificado como Canllaw. Aquello fue un desastre, en ausencia del Capitán, el profesor Fysisk era el encargado de la selección. Repitió la prueba cuatro veces, y en las cuatro oportunidades, el único en lograr coger el Medalje, había sido Danny. De modo que en la última oportunidad, no le quedó más remedio que aceptarlo como el nuevo Canllaw del equipo, pero se negó en redondo a hacerlo Capitán. Aunque no era imposible, no era lo más usual, pero adujo que el chico era muy pequeño aún para ser Capitán.
Por su parte, las niñas se esforzaban al máximo con sus deberes, especialmente Aderyn y Sam, para poder ayudar a su hermano y a Gail. Diandra, como de costumbre, mantenía su actitud hostil en contra de Danny. Mael intentaba con muy poco éxito, en muchas oportunidades, mediar en los conflictos más que nada, para que Sam no se preocupara, porque a Danny parecía tenerlo sin cuidado la actitud de Diandra.
Para las vacaciones de Valborgsaften, volvieron con los McKenzie. Mael fue invitado a pasar esa semana en Escocia junto con ellos. A pesar de que se lo estaban pasando muy bien, en esa oportunidad notaron varias cosas. La primera, que los hermanos mayores de Aderyn, no habían aparecido por allí en ninguna oportunidad. La segunda, que al señor McKenzie, apenas si lo veían en algunas comidas. Y la tercera, que los padres de Diandra no fueron por ella.
La noche del tercer día, Aderyn decidió poner fin a su curiosidad.
-         Papá  --  dijo aprovechando la rara presencia de su padre  --  ¿Por qué Peter y Jonathan no han venido?
-         Están muy ocupados, cariño  --  le dijo aparentando normalidad
Pero aunque aquello le hubiese bastado a Aderyn, y no fue así, Sam aún sin  proponérselo, captó algunas imágenes, que la sobresaltaron mucho.
-         ¿En qué?  --  insistió Aderyn
-         Tienen mucho trabajo por estos días  --  le contestó él
Fue claro que la niña tenía intenciones de insistir, sin embargo y para extrañeza de sus amigos, que la conocían bien y sabían que cuando quería saber algo no se detenía hasta lograrlo, súbitamente guardo silencio. Ninguno había notado que Gail, sentado a su lado, había apretado su mano en una silenciosa señal de advertencia.
Una vez finalizada la cena, los chicos se fueron al Salón de juegos, pero ciertamente ninguno tenía ánimos de jugar a nada.
-         ¿Y bien?  --  preguntó Aderyn mirando a Gail  --  ¿Por qué?
Los otros los  miraron con extrañeza.
-         Aderyn  --  comenzó Gail  --  tengo un padre, una tía y un padrino Arzhaelíes, de modo que se perfectamente cuando no hacer preguntas. Es evidente que algo serio sucede, y por mucho que insistas no te lo van a decir. Solo te ganarás un castigo o en el mejor de los casos, que tu padre se moleste mucho.
Aunque Aderyn sabía que lo más probable era que Gail estuviese en lo cierto, no le hacía ninguna gracia saber que sus hermanos podían estar en peligro. Antes de irse a dormir, Mael sujetó el brazo de Sam y la apartó de los demás.
-         No te preocupes Sam  --  le dijo  --  son los Arzhaelíes más talentosos según todos, estoy seguro de que estarán bien.
-         Mis padres también lo eran, según nos han contado Mael  --  dijo ella con tristeza  --  y ahora están muertos.
Ante esa indiscutible verdad, y aunque su intención había sido borrar aquella expresión de preocupación que se había dibujado en el semblante de la niña, desde la hora de la cena, el chico no pudo agregar nada más. Y Sam se fue a acostar con un peso en el corazón y el enorme temor de perder también a Iván a Eve o a Vlad.
No había amanecido aún, cuando un grito desgarrador los sacó a todos del sueño. Danny, Mael y Gail, que compartían habitación, saltaron de sus camas y corrieron hacia la puerta.  Salieron al pasillo y miraron en ambas direcciones antes de dirigirse a las escaleras.  Las niñas se asomaron a la puerta de su habitación con ojos asustados, y al ver a los chicos en el pasillo salieron también.
-         ¿Qué hacemos?  --  preguntó Aderyn
Pero los chicos estaban concentrados en ver si podían captar algo más.
-         Vamos “cachorro”  --  dijo Gail dirigiéndose a Mael  --  necesitamos tus instintos ahora
Pero Mael ya estaba en ello y les pidió silencio. Al cabo de unos segundos miró a Aderyn.
-         En la habitación de tus padres  --  le dijo
La niña se llevó una mano al pecho y otra a la boca para ahogar un grito. Tanto Gail, como Danny extendieron los brazos cuando la vieron tambalearse, pero no llegó a caer.  Sin embargo, Gail no la soltó mientras avanzaban por el pasillo en dirección a la habitación de los McKenzie.
Cuando estuvieron más cerca, escucharon sollozos y la voz amortiguada del señor McKenzie. Se miraron preguntándose en silencio qué hacer, pero en ese momento Kenny abrió la puerta, tras él venía Will.  Ambos reflejaron la sorpresa de verlos allí, sin embargo, Will se volvió hacia sus padres.
-         Está aquí, papá  --  dijo  --  de hecho, todos están.
-         De acuerdo  --  escucharon al señor McKenzie  --  déjenlos entrar.
Abrieron completamente la puerta y los chicos comenzaron a pasar. Aderyn sintió tanto alivio de verlos bien, que corrió hacia su madre. Mientras que los demás, solo se quedaron mirando. No sabían a ciencia cierta qué esperaban encontrar, y a pesar de que era un alivio verlos a todos bien, a Danny no se le escapó el hecho de que la señora McKenzie seguía llorando de forma desconsolada, y el señor McKenzie, tenía rastros evidentes de haberlo estado haciendo.
Pasados unos segundos, fue Sam la que se llevó la mano a la boca y las lágrimas asomaron a sus ojos. Mael, que había sido el único, que aparentemente lo había notado, miró alarmado en todas direcciones buscando el origen de aquello, pero no vio nada que lo justificara. De modo que, simplemente se acercó más a ella sin perderla de vista.
Ciertamente Danny no había notado el gesto de su hermana, pero si había captado que tanto los hermanos de Aderyn, como el señor McKenzie, miraban con disimulo en dirección a Diandra, por lo que con el mayor cuidado se movió en dirección a la niña.
El señor McKenzie intentó aclararse la garganta y luego se acercó a su sobrina.
-         Diandra, daría cualquier cosa por no tener que decirte esto nena  --  comenzó, y era evidente que en realidad le costaba un gran esfuerzo  --  pero acaban de avisarnos que… que John y Gretel…
-         ¡NO!  --  gritó la niña
-         Cariño, lo siento pero…
-         ¡Estás mintiendo!  --  y se volvió hacia su primo  --  Kenny…  --  pero el chico solo bajó la cabeza  --  Quiero verlos, llévenme a donde sea que estén.
-         Diandra, tranquilízate por favor, eso no es posible  --  dijo su tío
-         Pues hazlo posible, debe haber un error, quizá no sean ellos y…
-         Diandra  --  pero la niña seguía argumentando  --  ¡Diandra!  --  exclamó el sacudiéndola por los hombros
-         Suéltela señor McKenzie  --  dijo Danny en un peligroso tono de amenaza
El hombre no se había dado cuenta tal vez, de que en su desesperación estaba haciéndole daño al sacudirla de aquella manera.
-         Lo siento nena, pero debes calmarte
-         Solo llévame con mis padres, quiero verlos hasta que no…
-         Diandra eso no es posible, y no hay error, Peter y Jonathan los identificaron  --  dijo el pobre hombre destrozado
Había soltado a Diandra y se llevó ambas manos a la cara. En ese momento los chicos procesaron que después de todo estaba hablando de su hermano. Pero una vez que Diandra escuchó sus últimas palabras, el mundo se oscureció y todo desapareció. No se enteró de que Danny detuvo su caída, y luego ayudado por Kenny, la colocaron en la cama de sus tíos.
Aquel fue el día más largo que los chicos podían recordar haber vivido. El señor McKenzie y sus hijos, salieron un rato después de haber dado la noticia a Diandra. Aderyn estaba desecha y Sam hacía considerables esfuerzos por darle unos ánimos que ella estaba lejos de sentir, ya que terribles imágenes de Eve, Vlad e Iván destrozados en algún lugar, se negaban a abandonar su cabeza. Gail y Mael, aunque no eran capaces de decir nada para darles ninguna clase de ánimo, no las dejaban solas, mientras que Danny se había negado a dejar a Diandra aunque le habían administrado a la niña, un brebaje para mantenerla dormida.
Aquellos seis pequeños niños, con algo más de diez años, acababan de tener su primer contacto real, con el dolor de perder a alguien cercano. Porque a pesar de que Gail y Mael, habían perdido a sus madres, y Danny y Sam a ambos padres, ninguno había sido consciente de esa pérdida en el momento de los hechos. Por tanto estaban dando el primer paso hacia el mundo real, y a pesar de que estaban impresionados y dolidos, aun no tenían idea de la crueldad que eran capaces de exhibir los hombres.




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