CAP. 06 COMPRAS Y REVELACIONES (1)
Samantha no había tenido muchas
oportunidades de salir. Las salidas organizadas por el orfanato eran en
realidad muy pocas. De modo que todo lo miraba entre asombrada y divertida.
Danny por su parte, y aunque sus
padres nunca fueron partidarios de sacarlo muy a menudo, conocía bastante más
que Samantha. Así que su curiosidad la despertaron, las cosas poco usuales.
Estaban en un gran Mall, y en
apariencia era igual a cualquiera que Danny hubiese visitado antes, de no ser
por la obvia presencia de objetos mágicos como era el caso de los elevadores.
Los que Danny conocía, eran recintos metálicos o a lo sumo, las paredes de los
mismos eran acristaladas. Pero en el caso de los de ese lugar, consistían en
una especie de alfombras metálicas y bastaba pensar en la planta a donde
querías llegar, para que te llevasen directo a ella.
Subieron a la tercera planta y
luego de caminar por un largo pasillo, se detuvieron frente a una tienda, que
ponía en el letrero RETAZOS. Danny se
imaginó yendo por ahí con trozos de tela de colores y sonrió ante ese
pensamiento. En letras más pequeñas se podía leer: Trajes para ocasiones especiales, Capas, Guantes, Sombreros, y más
abajo y en letras un poco mayores: Uniformes
DEVELIENG.
Entraron y a pesar de que había
bastante gente en la tienda, enseguida un ejército de lo que los chicos
supusieron eran vendedores, los rodearon.
-
Buenas tardes, bienvenidos
-- dijo uno de ellos
-
¿En qué les podemos ayudar?
-- preguntó una chica,
desplegando una deslumbrante sonrisa dirigida a Iván y a Vlad
Pero fue Eve la que contestó.
-
Necesitamos uniformes para estos dos niños --
dijo
-
¡Oh, claro! -- dijo la chica mirando a los niños y luego a
Vlad
Al parecer decidió que eran sus
hijos, tal vez por el color del cabello. Esa era otra pregunta que se sumaba a
la lista de las que los gemelos querían hacer. Habían notado, que la mayoría de
los habitantes de aquella ciudad eran rubios, pelirrojos o en menor grado,
castaños. Ver cabellos negros era del todo inusual.
-
Supongo que usted acompañará a su hija
-- dijo la chica a Eve, y luego
se volvió a Vlad -- y usted a su hijo
-
Bueno… -- comenzó Vlad, pero debió recibir alguna
advertencia porque solo terminó por asentir
La chica centró su radiante
sonrisa en Iván, pero Iván se adelantó a ella.
-
Gracias, yo los acompañaré
-- le dijo para enorme decepción
de la dependienta
Después que se habían alejado un
poco, Eve lo miró en forma desaprobatoria.
-
A falta de Giulian, te tenemos a ti
-- dijo en forma poco amable
Samantha y Danny, habían notado
que por donde pasaban, la gente se les quedaba mirando con mal disimulada
curiosidad, pero se les hacía difícil creer, que ello se debía al tan
mencionado parecido que pudieran tener con su padre. Y ahora el despliegue de excesiva
amabilidad, demostrado por los vendedores de la tienda, incentivó aún más su
curiosidad. Pero no tuvieron oportunidad de preguntar nada, porque enseguida
les trajeron los uniformes. Eve acompañó
a Samantha a los probadores de las chicas, que estaban un poco más
retirados. Le entregaron los uniformes,
que en su caso era una falda negra, una blusa blanca, un sweater y una corbata
vino tinto. La chica que las atendía,
preguntó si necesitaba algún arreglo, pero en realidad no era así. De modo que
terminaron pronto. Danny demoró un poco más, ya que tuvieron que ajustar el
largo de sus pantalones. Una vez hecho esto, Iván y Vlad comenzaron a discutir porque ambos querían pagar. Pero
lo que les resultó realmente interesante a los niños, fue el cómo fue realizado
el pago.
Donde normalmente debía haber
una caja registradora, había una caja ciertamente, pero sería más acertado
decir que parecía un pequeño horno. Era bastante parecido un microondas, tenía
un panel numerado y una puerta que la encargada de aquel “artefacto” abrió,
luego de marcar la cantidad del importe de la compra en un el panel mencionado.
Iván, mucho más veloz que Vlad, metió su mano allí y unos segundos después, la
caja emitió un sonido parecido al de una campana, e inmediatamente por una ranura
ubicada en algún lugar que los chicos no alcanzaron a ver, expulsó un pequeño
trozo de papel. La chica lo retiró, permitió que Iván sacara la mano, y luego
mirando el papel, comenzó a agradecerles por la compra.
-
Muchas gracias señor… -- se detuvo bruscamente, levantó la cabeza y
miró a Iván
-
Le agradecería mucho, no mencionarlo en voz alta señorita --
dijo Iván con una amable sonrisa.
La chica solo alcanzó a asentir
mientras le entregaba la factura. Abandonaron el local y una vez fuera los
chicos ya no aguantaron más.
-
¿Qué fue eso? -- preguntó Danny
-
Es posible que haya gente que nunca nos haya visto Danny --
dijo Vlad -- pero todos en Helgard, conocen nuestros
nombres.
-
Solo intentamos llamar la atención lo menos posible --
agregó Iván
-
Pues debe conocerlos más gente de la que piensan, por la forma en que
nos miran -- dijo Danny
-- y no me digas que es porque
nos parecemos a nuestro padre.
-
No, no es por eso -- convino Iván
-- es por esto --
dijo tomando un trozo de su capa.
Ciertamente, habían notado
también aquello. Ellos eran los únicos que llevaban aquella prenda. Entendían
que estando en invierno, la gente fuera abrigada, como de hecho era, pero nadie
llevaba capas, solo abrigos o chaquetas comunes.
-
¿Y por qué las usan si no quieren llamar la atención? --
preguntó Samantha
-
Porque estas no son una simple prenda
-- dijo Iván -- es
una Skik Ljosalfar, y para un Arzhaelí, su Skik es más que una parte de la indumentaria, es casi un arma.
Los chicos lo miraban con
desconcierto, y preguntándose cómo una Capa, podía ser un arma.
-
Estas Skik --
dijo Vlad -- son confeccionadas por los Elfos del Bosque,
con un tejido especial, que nos protege en varios sentidos. Primero, nos
protege de los ataques. Y segundo, nos oculta.
-
No entiendo -- dijo Danny
-
Verás, entre las muchas cualidades de los Elfos, está el conocimiento
en varias artes mágicas -- dijo Eve
-- Solo ellos, pueden
confeccionar estás Skik, con un
material especial que conocen ellos nada
más, y que le otorga a las mismas, el poder de resistir ataques menores, y lo
más importante -- continuó
-- puede ocultarnos por completo.
Danny la miró con escepticismo,
la Capa no era tan grande como para eso, pensó el chico. Aunque Samantha
también miraba con curiosidad, no despertaba tanto su interés. Iván y Vlad se
miraron un momento y sonrieron.
-
Déjense de ideas tontas -- dijo Eve
-- estamos en un lugar
excesivamente público.
Los niños los miraban sin
comprender, pero Iván y Vlad aparentemente tenían intensión de ignorar la
advertencia de Eve, sea cual fuere ésta, ya que ella puso cara de disgusto.
Doblaron por un pasillo poco concurrido e Iván hizo “algo” con sus manos y al segundo
siguiente tuvieron la impresión de que todo el ruido había desaparecido de
pronto. Podían ver a la gente ir y venir, pero no escuchaban nada. Acto
seguido, Vlad se soltó la Skik y la volvió, para luego ponérsela por encima de
la cabeza. Los chicos ahogaron una exclamación, porque una vez que el hombre
hizo aquello, “desapareció” por completo. Unos minutos después, apareció de
nuevo muy sonriente.
-
¿Han comprendido ahora? -- preguntó Iván
-
¡Wow! -- fue la respuesta de Danny, mientras que
Samantha aun tenía los ojos muy abiertos.
Luego de aquella breve
exhibición, continuaron su camino como si nada. Lo siguiente que adquirieron,
fueron los libros. Samantha amaba los libros, habían sido sus compañeros y
amigos, desde antes de aprender a leer, cosa que por cierto hizo muy pronto,
mucho antes que sus compañeros. Sin embargo, en aquel lugar no encontró ningún
título que le resultara familiar. Y por el contrario, todo lo que había allí e
incluso las materias que aparentemente estudiarían, no las había oído mencionar.
No obstante, decidió esperar el momento oportuno para hacer preguntas.
Danny por su parte, estaba
mortalmente aburrido. A pesar de que al igual que Samantha, había aprendido a
leer sin aparente esfuerzo, no era algo que llamara especialmente su atención.
De manera que no se interesó en lo más mínimo por lo que estaban comprando en
ese momento, y solo quería salir de allí.
Al salir, Samantha tocó el brazo
de Iván para llamar su atención.
-
Dime, linda -- dijo él
-
¿Qué es Alquimia? -- preguntó
-
En principio -- comenzó él
-- es una ciencia muy antigua, y
será una de las materias que verás en la escuela.
-
No había oído hablar nunca, de ella
-- insistió la niña -- He
visto, matemáticas, geografía, historia, biología y algunas otras, pero nada de
los que mencionaron allí.
-
Todas esas cosas son perfectamente inútiles --
dijo Vlad, que había seguido la conversación
-
Vlad -- le dijo Iván en tono de reproche, y luego se
volvió nuevamente a Samantha -- Sam, lo primero que debes comprender, es que
perteneces a una raza y a una cultura, completamente diferente a aquella en
medio de la cual has crecido. Los Arzhvael
y los Firbolg, podemos convivir
en paz, pero tenemos muy pocas cosas en común. Pero eso no debe mortificarte,
poco a poco te irás adaptando y en la escuela aprenderás todo lo necesario.
-
Y si llegaras a tener dificultad con alguna materia --
intervino Vlad -- para eso estamos nosotros.
La niña los miró emocionada.
-
¿Son maestros en la escuela, también?
-- preguntó, pero Vlad prorrumpió
en sonoras carcajadas.
-
¿Maestros? -- preguntó entre risas --
Nadie en su sano juicio nos haría maestros.
Aunque Iván reía mucho también,
se controló más de prisa que Vlad.
-
No, linda -- dijo finalmente -- no
somos maestros, pero igual los ayudaremos en todo cuanto necesiten.
Pero ella no estaba conforme con
eso.
-
Vlad -- dijo directamente --
¿Por qué razón no podrían ser maestros?
Vlad sonrió antes de contestar,
pero no pudo decir nada, pues fue interrumpido por una voz a sus espaldas.
-
Porque nuestras autoridades escolares aún no han perdido el
juicio -- dijo una voz que le resultó familiar a
Samantha
Ella volteó con rapidez, pero
Iván y Vlad lo hicieron con más calma. Samantha reconoció a otro de los
miembros del Consejo.
-
Delos -- dijo Iván a modo de saludo
El inclinó la cabeza en un gesto
que pretendía ser lo mismo, mientras sonreía a la pequeña.
-
Veo que ya han hecho sus compras
-- dijo --
Puedo invitarte un helado ¿quizá?
Samantha miró a Iván buscando
ayuda, y él le hizo un gesto de asentimiento.
-
Gracias -- dijo la niña sonriente
-
¿Y tú hermano? -- preguntó
Delos
Danny se había adelantado junto
a Eve, y en ese momento estaban detenidos frente a la vidriera de una tienda
donde se exponían, lo que a Samantha le parecieron tablas de Surf y otros
objetos deportivos. En aquel momento Eve se volvió, evidentemente Iván le había
dado aviso. Caminaron hacia ellos y Danny venía con cara de no entender algo.
Saludaron a Delos y luego se dirigieron a una heladería.
-
¿Qué será? -- preguntó Delos mirando a Samantha --
Déjame adivinar… mmm… ¿chocolate y fresa?
La niña abrió mucho los ojos.
-
De veras puede adivinar cosas
-- dijo con asombro
-
No, no puede -- dijo Vlad con fastidio
-
Pero -- comenzó ella
-- el otro señor dijo…
-
Predecir no es lo mismo que adivinar
-- continuó Vlad -- y
lo que acaba de hacer no es ni lo uno, ni lo otro, solo fue deducción lógica.
Eso era lo que le gustaba a tu madre.
-
Ya decía yo -- dijo Danny satisfecho
-
Por supuesto Vlad tiene razón
-- reconoció Delos, sin darle
mucha importancia -- ¿Y tú Danny?
Una vez que todos tuvieron sus
copas de helado en frente, Delos centró su mirada en la niña. De haberse
tratado de otra criatura, probablemente se habría sentido muy incómoda, pero
decididamente Samantha Douglas no era una niña común. Entre otras cosas, era
muy rápida para aprender, y ya había notado que así como ella podía acceder a
los pensamientos de los demás sin su autorización, el asunto funcionaba a la
inversa. De manera, que mantuvo su mente cuidadosamente en blanco. Pero también
notó otra cosa. Por la forma en que se comportaba Vlad, normalmente simpático y
hasta payaso, era obvio que estaba muy molesto, y no le resultó nada difícil
llegar la rápida conclusión de que por algún motivo Delos, no le era
especialmente simpático. Lo que quedó demostrado con su próximo comentario.
-
¿Y a qué debemos el dudoso placer de tu compañía? --
preguntó Vlad
Delos sonrió de forma
condescendiente antes de contestar.
-
Solo fue casualidad Vlad
-- dijo -- Y
no tiene nada de malo que quiera conocer mejor a los chicos, te recuerdo que
Daniel y Amy también eran mis amigos.
-
Sí, claro -- dijo Vlad con sarcasmo
-
Es sorprendente como cada día te pareces más a Giulian --
dijo Delos
Tanto Samantha como Danny,
fueron conscientes de dos cosas. La primera, que el ambiente se había tensado
casi de forma palpable. Y la segunda, tuvieron la clara sensación de que aquel
individuo había dicho algo indebido. No estaban seguros de qué podía ser
exactamente, pero fuere lo que fuese, estaba directamente relacionado con aquel
tal Giulian. Era la segunda vez que escuchaban aquel nombre, pero en esta
ocasión, Iván y Eve, miraban con atención a Vlad, y éste a Delos con una mirada
sumamente sombría.
-
Si no supiera que está muerto
-- dijo Delos --
diría…
Pero no se enteraron de qué era
lo que diría, porque Vlad se puso de pie con tanta violencia que volcó su copa
sobre la mesa. Sin embargo, y sin importar cuáles hubiesen sido sus
intenciones, Iván se lo impidió. Danny estuvo seguro de que Delos se acababa de
salvar de un buen golpe.
-
No está muerto ¿has comprendido, infeliz? --
siseo Vlad
Luego se soltó de la firme mano
de Iván y se marchó. Eve lo miró con pena mientras se alejaba, y luego se
volvió hacia Delos.
-
Ya no eres un niño Delos -- le dijo
-- ¿Qué necesidad hay de que lo
molestes de esa forma?
-
Eve, ha pasado el suficiente tiempo como para que lo acepte, y en
realidad no lo hice por molestarlo, lo que dije es cierto. Hay ocasiones en las
que me parece hablar con Giulian en lugar de Vlad --
luego se volvió hacia los niños
-- Lamento mucho esto --
les dijo -- Lo que dije es cierto, apreciaba a sus
padres, y su madre fue una de mis mejores amigas. De modo que si me necesitan,
en cualquier ocasión y para lo que sea,
estaré encantado de ayudarles.
Samantha le obsequió una no muy
brillante sonrisa, mientras que Danny no dijo nada, ni hizo ningún gesto
amistoso. Después de esto, Delos se
despidió.
-
Es tarde -- dijo Eve
a Iván -- y los niños deben estar cansados, será mejor
que dejemos lo que falta para después, y regresemos a casa.
Iván se mostró de acuerdo, y
aunque los chicos no estaban para nada cansados, decidieron no discutir, y en
cualquier caso, faltando Vlad, les parecía que no sería tan divertido. Había
cientos de preguntas por hacer, más juzgaron improcedente hacer ninguna en
aquel momento. De modo que abandonaron el Mall, rumbo a “casa”, aunque no
tenían idea de dónde podía ser eso. Y una nueva expectativa se sembró en las
mentes de los chicos.
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